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El poder de hacer bien las cosas: Barranquilla en la OCDE

En medio de tantas noticias difíciles, vale la pena detenernos a mirar lo que sí está funcionando. Barranquilla es prueba de que el desarrollo es posible cuando hay visión, continuidad y compromiso. Lo digo como senador atlanticense, pero también como colombiano convencido del potencial de las regiones.

Mientras el Gobierno Nacional insiste en modelos centralistas y poco conectados con los territorios, la capital del Atlántico ha demostrado que se puede avanzar con planeación, innovación y trabajo en equipo. Su transformación ambiental, educativa, económica y social es una realidad que merece ser reconocida.

Detrás de esa transformación hay un liderazgo que ha sabido ejecutar con eficacia y proyectar la ciudad hacia el futuro. Alex Char, como alcalde, ha sido pieza clave en este proceso: su capacidad de gestión, su cercanía con la gente y su visión de ciudad han convertido a Barranquilla en un referente nacional e internacional.

La recuperación de la Ciénaga de Mallorquín es un ejemplo claro: un ecoparque que protege el medioambiente, impulsa el turismo y fortalece el sentido de pertenencia. Al mismo tiempo, el sistema de energía solar en escuelas públicas marca un camino firme hacia la transición energética, con beneficios reales para la educación y el bolsillo del Distrito.

También es destacable el modelo de educación bilingüe desde la primera infancia, en alianza con el British Council, que ha permitido que niños y niñas de todos los sectores accedan a oportunidades antes reservadas para unos pocos. Y el Gran Malecón, más que una obra, se ha convertido en símbolo de encuentro, orgullo y transformación urbana.

Gracias a estos avances, Barranquilla será sede del Foro Mundial de Desarrollo Local de la OCDE, del 8 al 11 de julio de 2025. La elección, hecha en septiembre pasado en Malmö, Suecia, representa un reconocimiento internacional al camino recorrido por la ciudad en materia de sostenibilidad, movilidad e innovación social.

El mensaje es claro: sí se puede construir desarrollo desde lo local. Colombia necesita menos discursos y más resultados. Que el ejemplo de Barranquilla y el liderazgo de quienes lo han hecho posible sirva de inspiración para muchas otras regiones que también sueñan con crecer, transformarse y avanzar.