Quiero decirles que hay muchas razones por las que las parejas siempre están en conflicto. A mi modo de ver, esto se debe a que no saben comunicarse, se alejan sexualmente y/o tienen problemas financieros. Por supuesto, hay más razones y circunstancias que cada pareja vive personalmente, pero hoy nos enfocaremos en el factor dinero.

Para algunas parejas, el tema financiero fluye con naturalidad. Desde un comienzo, hacen acuerdos sobre cómo dividirse los gastos y qué le corresponde asumir a cada uno; todo de acuerdo con sus ingresos. La idea es equilibrar y que ambos se apoyen.

Sin embargo, algunas parejas viven la otra cara de la moneda: en desconfianza y sospechando del otro porque tienen gastos a sus espaldas, y no se trata del gasto como tal, sino más bien del temor y la falta de comunicación porque les ocultan información sobre sus finanzas.

“Si bien, por lo general, tendemos a pensar en la infidelidad como una traición emocional o sexual, la infidelidad financiera puede resultar igualmente perjudicial para una relación. La integración de las finanzas en la pareja implica que ambos miembros consienten en cooperar y ser transparentes en la administración del dinero, por lo que actuar de forma deshonesta puede generar una gran tensión”, afirma la psicóloga clínica Elena Jiménez. 

Hoy les hablaremos de la infidelidad financiera, la cual, de acuerdo con los expertos, no se trata de un gasto considerable de los ahorros o acumular una deuda que no se podrá pagar, sino de ocultar información de ingresos extras o muchas compras que, aunque sean descubiertos, no se reconozcan. En este caso, las mentiras son lo que empieza a debilitar la confianza de la relación.

También puede pasar que, en vez de gastar dinero, tu pareja lo ahorre en una cuenta bancaria. Esto se trata de disponer de un fondo de reserva personal, en el que no se tiene en cuenta a la pareja en el futuro. 

“Esconder a la media naranja lo que se hace con el dinero propio también es infidelidad financiera. Sobre todo, cuando se niega un ahorro que puede usarse como un salvavidas en el futuro, actitud que denota una ausencia de confianza en la continuidad de la relación”, asegura Jiménez.

La pregunta es ¿por qué ocultar información financiera a tu pareja? Y la respuesta varía. Algunos lo hacen porque no quieren rendir cuentas de lo que hacen con su dinero, ya que puede ser que oculten, por ejemplo, apuestas, juegos, alcohol, etc. y otros por tener un sentimiento de insatisfacción con la relación y usan el gasto como una forma de castigo a la pareja. 

Esta situación es más común de lo que parece, y aunque algunos consideran que es algo superficial comparado con una traición amorosa o sexual, en realidad, también afecta negativamente la confianza de la pareja.

Lo realmente preocupante es que, aunque se conozca la situación, este comportamiento sea reiterativo, y que aún cuando la otra parte sea atrapada, no le importe lo que piense su pareja. Esto solo genera conflictos que al final pueden terminar en una separación o un divorcio.

La solución parece sencilla, pero no es tan fácil; se trata de comunicarse de manera abierta, sin ambigüedades, o verdades a medias, se trata de ser transparente y devolverle la confianza a la otra persona que aún te ama y quiere creer en ti.

No es fácil hablar de dinero y menos con tu pareja, pero que no sea esta la razón principal de los conflictos. Deben estar de acuerdo, y para eso es necesario discutir, pero no pelear, y mucho menos llegar a ofenderse.

La psicóloga Elena Jiménez afirma que hablar de dinero con tu pareja sigue siendo un tema tabú: “Hay que hablar de manera abierta y honesta sobre todo los temas importantes que atañen a la relación, incluso el dinero, el cual es un símbolo de poder y control, por lo que su empleo deshonesto, por lo general, suele enmascarar otros problemas arraigados en el seno de la pareja”. 

Nadie ha dicho que vivir en pareja es fácil, solo hay que ser empáticos y asertivos. Después de todo, se trata de la persona que elegiste para compartir días soleados y grises, derechos y deberes y, obviamente, obligaciones conjuntas. 

A manera de recordatorio, les digo que diciembre es un mes familiar, luminoso y festivo, pero también bastante exigente, lleno de gastos (de acuerdo con cada presupuesto) y de obligaciones (pago de matrículas escolares y universitarias, etc.). 

Es una época para compartir con familiares y amigos gracias a las vacaciones, solo que hay que medirse y saber que no se tiene que estrangular la economía para quedar bien. Así que disfruten, siguiendo su presupuesto, y recuerden que muchas veces el mejor plan es no tener ninguno.

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