Repitencia y deserción escolar: círculo vicioso que amenaza el futuro de Colombia
La educación en Colombia enfrenta una crisis estructural de grandes proporciones. A la preocupante cifra de más de 725.000 alumnos que repitieron el año escolar, se suma otro dato igualmente alarmante: 335.000 estudiantes desertaron del sistema escolar en el último año. Estas dos problemáticas, lejos de ser eventos aislados, están profundamente conectadas y reflejan el fracaso de un sistema educativo que no ofrece respuestas efectivas ni oportunas. ¿Estamos condenando a nuestros jóvenes a un ciclo sin salida de repetición y abandono?
El vínculo entre la repitencia y la deserción
La repitencia escolar no solo afecta la autoestima y el desarrollo académico de los estudiantes, sino que también es un factor determinante en la decisión de abandonar la escuela. Los niños y jóvenes que repiten un grado tienen un riesgo significativamente mayor de desertar, al sentirse desmotivados o al ver reducidas sus expectativas de éxito. La repetición de año escolar genera frustración y desarraigo, ya que los estudiantes pierden su grupo social original y enfrentan estigmatización por parte de sus pares y docentes. En muchos casos, los jóvenes optan por abandonar el sistema educativo, sumándose a la preocupante estadística de deserción escolar.
El problema se agrava cuando se considera el contexto socioeconómico de la mayoría de los estudiantes que repiten. Muchos de ellos provienen de hogares en situación de vulnerabilidad, donde la educación es vista más como un obstáculo que como una oportunidad. Al repetir un grado, la carga económica y emocional para las familias se incrementa, lo que empuja a los estudiantes a priorizar el trabajo sobre la escuela, perpetuando el ciclo de pobreza y exclusión.
Flexibilizar el currículo y modernizar la evaluación
Para romper este círculo vicioso, es fundamental replantear las estructuras rígidas del sistema educativo colombiano. La flexibilización del currículo permitiría adaptarlo a las necesidades individuales de los estudiantes, evitando que quienes tienen dificultades específicas sean condenados a repetir un año entero en lugar de reforzar solo las áreas en las que necesitan apoyo. Modelos educativos basados en competencias, que prioricen el aprendizaje práctico y la aplicación del conocimiento en situaciones reales, pueden ser una solución efectiva para mantener a los jóvenes motivados y comprometidos con su educación.
Asimismo, es imprescindible cambiar la forma en que evaluamos el aprendizaje. Las evaluaciones estandarizadas y la repetición de año como única alternativa al bajo rendimiento han demostrado ser ineficaces y contraproducentes. El uso de tecnología puede ofrecer alternativas más dinámicas y personalizadas, como plataformas adaptativas que permitan a los estudiantes avanzar a su propio ritmo, recibir retroalimentación inmediata y reforzar sus conocimientos de manera autónoma. La inteligencia artificial y la analítica de datos pueden contribuir a identificar de manera temprana a los estudiantes en riesgo de repitencia y deserción, permitiendo intervenciones oportunas.
La virtualización como herramienta de inclusión
El aprendizaje virtual y la educación híbrida pueden jugar un papel clave en la retención escolar. La virtualización de ciertos contenidos y asignaturas permitiría que los estudiantes que enfrenten dificultades económicas, de transporte o personales continúen su educación sin interrupciones. Modelos semipresenciales, con recursos digitales accesibles desde cualquier lugar, pueden hacer que la educación sea más flexible y asequible para todos.
Es hora de que el país adopte una visión moderna y adaptativa de la educación. Si no se actúa con urgencia, seguiremos condenando a miles de niños y jóvenes a un futuro de exclusión y precariedad. Romper el vínculo entre la repitencia y la deserción es una responsabilidad de todos.