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Ley Ángel: Justicia para quienes solo saben amar

Cuando un animal se cruza en nuestra vida, también se cruza la oportunidad de entender el amor más puro, el perdón más rápido y la lealtad más sincera. Ellos, sin pedir nada a cambio, nos entregan su corazón. Por eso, protegerlos es un acto de humanidad que hoy Colombia consolida con la Ley 2455 de 2025, conocida como la "Ley Ángel".

Esta ley no es cualquier ajuste normativo: es un grito de dignidad para nuestros compañeros de vida, una defensa legal sólida contra el maltrato, y un compromiso serio como sociedad.

¿Qué cambia con la Ley Ángel? La nueva ley endurece como nunca antes las consecuencias para quienes agredan o maltraten a los animales:

Matar un animal doméstico, silvestre vertebrado o exótico vertebrado será castigado con prisión de 32 a 56 meses, inhabilidad especial de 2 a 5 años para ejercer cualquier profesión u oficio relacionado con animales, prohibición de tenencia y multas de 30 a 60 salarios mínimos.

Causar lesiones graves que menoscaben su salud o integridad física acarrea penas de 20 a 42 meses de prisión, además de sanciones accesorias similares.

Y si el acto de crueldad ocurre con sevicia, en lugares públicos, valiéndose de menores, con fines económicos, o es grabado y difundido, las penas aumentarán hasta en un 75%.

Además, los condenados no podrán volver a adquirir, cuidar ni refugiar animales por un largo tiempo, pues se creó un registro especial de inhabilitados, consultable por entidades públicas y privadas. Ya no habrá escondites para quienes fallaron en el deber más básico: proteger la vida.

La Ley Ángel también busca prevenir antes que lamentar. Se crea la Ruta de Atención al Maltrato Animal, garantizando reacción rápida ante denuncias, protocolos de aprehensión preventiva y cursos obligatorios de sensibilización para quienes incurran en actos crueles. Incluso quienes acepten su falta podrán beneficiarse de descuentos en las multas solo si demuestran un verdadero compromiso de cambio.

Cada municipio o alcaldías deberán destinar fondos exclusivos para campañas de educación y bienestar animal. Porque no basta castigar: hay que sembrar respeto en el corazón de las nuevas generaciones.

Esta ley lleva el nombre de Ángel, como símbolo de miles de seres que han sufrido en silencio, pero especialmente en memoria de Ángel, un perro cuya historia de abuso conmovió al país. Pero también se constituye como promesa de que no permitiremos que su dolor sea en vano. La "Ley Ángel" es un acto de justicia y de amor. Un recordatorio de que, en un país que quiere ser más justo, el bienestar animal no es un tema menor: es parte esencial de nuestro progreso moral.

Los animales nos enseñan todos los días valores que deberíamos practicar más: el perdón sin rencores, la alegría simple, el amor incondicional. Esta ley no solo protege sus vidas: protege lo mejor de nuestra humanidad.

Hoy, con orgullo, Colombia le dice al mundo que aquí la vida, toda vida, importa.