Share:

Colombia y la tragedia silenciosa de la repitencia escolar

Los números no mienten. Más de 725.000 estudiantes en Colombia perdieron el año escolar, una cifra que se ha cuadruplicado en poco tiempo y que refleja el profundo fracaso de nuestro sistema educativo. No se trata solo de estadísticas frías, sino de niños y jóvenes cuyas oportunidades de futuro se desmoronan ante nuestros ojos. ¿Cómo hemos llegado a este punto?

Las causas de esta crisis son múltiples, pero hay responsables claros. La pandemia de COVID-19 dejó una brecha de aprendizaje que el Estado nunca logró cerrar. A pesar de las advertencias de expertos sobre la necesidad de estrategias de nivelación, el Ministerio de Educación reaccionó con medidas tardías e insuficientes. Además, la migración interna y externa ha desbordado las aulas sin que exista una política integral para garantizar la continuidad educativa de miles de niños en condición de vulnerabilidad.

El panorama es aún más grave si consideramos que Colombia lidera la tasa de repitencia escolar en primaria dentro de los países de la OCDE, con un 5,8% frente al promedio de 1,5%. Esta cifra no solo evidencia un rezago académico alarmante, sino que tiene consecuencias devastadoras: la repitencia aumenta el riesgo de deserción, impacta la salud mental de los estudiantes y perpetúa la desigualdad social. Mientras tanto, el Gobierno parece resignado a administrar la crisis en lugar de enfrentarla con la urgencia que merece.

¿Qué hacer? La solución no está en medidas punitivas ni en hacer repetir un grado como un castigo. Se necesitan programas efectivos de recuperación de aprendizajes, formación docente para atender a niños con rezago escolar, acompañamiento psicosocial y una revisión profunda del currículo. La educación no puede seguir siendo la gran deuda del Estado con su niñez.

En este sentido, la inteligencia artificial puede desempeñar un papel clave en la transformación del sistema educativo. Herramientas basadas en IA pueden ayudar a personalizar el aprendizaje según las necesidades de cada estudiante, identificando sus debilidades y fortalezas en tiempo real. Plataformas adaptativas pueden ofrecer ejercicios y contenido específico para cada alumno, evitando que los rezagos se acumulen y previniendo la repitencia escolar de manera temprana.

Además, la IA puede asistir a los docentes en la evaluación y seguimiento de los estudiantes, proporcionando análisis detallados sobre su desempeño y sugiriendo intervenciones pedagógicas más efectivas. Esto permitiría que los profesores enfoquen su tiempo en estrategias de enseñanza más creativas e inclusivas, en lugar de verse sobrecargados con tareas administrativas. Integrar la inteligencia artificial en las aulas no es una opción futurista, sino una necesidad urgente para garantizar una educación de calidad y equitativa en Colombia.

La evidencia científica respalda que la calidad educativa no debe medirse únicamente en función de los resultados en pruebas estandarizadas. Según nuestra investigación en la región del Atlántico, los factores extrínsecos, como el contexto social, juegan un papel determinante en el rendimiento académico de los estudiantes. La implementación de un indicador multidimensional de calidad educativa nos ha permitido observar que aspectos como el acceso a actividades extracurriculares y el entorno familiar tienen un impacto significativo en la formación integral de los estudiantes.

Dicho esto, una estrategia efectiva para reducir la repitencia escolar debe incluir políticas que aborden tanto los factores intrínsecos como extrínsecos de la educación. No basta con intervenir dentro del aula; es fundamental que el Estado y las instituciones educativas trabajen en conjunto para mejorar las condiciones socioeconómicas de los estudiantes. La integración de metodologías de evaluación más holísticas, junto con el uso de la inteligencia artificial y políticas educativas basadas en evidencia, permitirá generar un cambio real en el sistema educativo colombiano.

No podemos permitir que esta catástrofe se normalice. Cada estudiante que repite es una promesa truncada, una historia de esfuerzo que se desvanece por culpa de un sistema que no supo responder. La repitencia escolar es el síntoma de un problema más grande: un modelo educativo que sigue excluyendo a los más vulnerables. Y ante esta tragedia silenciosa, el silencio no es una opción. Es hora de exigir cambios reales.