Amed Gutiérrez, ‘veneciano’ o ‘morrero’, que aunque vive en Barranquilla, permanentemente, por su labor de experto local, viaja al pueblo palafítico donde nació y de donde debió salir el 23 de noviembre del año 2000, un día después de la masacre que dejó 40 muertos en esa población anfibia del Magdalena.

Él es un amplio conocedor de la crisis ambiental que vive el cuerpo de agua de 4.200 kilómetros cuadrados por la presencia masiva de la planta invasora ‘Hydrilla verticillata’.

Al iniciar el diálogo con Zona Cero sentencia que una emergencia de esta magnitud en Nueva Venecia, conocido también como El Morro, y Buenavista, "nunca lo había visto" en sus 64 años de vida, en el pueblo palafito.

Su labor en esa entidad se centra en el santuario de fauna y flora Ciénaga Grande de Santa Marta. 

Lea también: Argentina, rival de Colombia en semifinales tras despachar a México

“Como veneciano, como ‘morrero’, le comento que la situación de Nueva Venecia es bastante caótica. Algo jamás visto en la vida. Yo tengo 64 años y nunca había visto ese problema tan grave de la ‘Hydrilla verticillata’”, contó.

Gutiérrez, quien ha trabajado toda la vida en el complejo lagunar de Pajarales, recuerda que en años anteriores aparecieron algunas plantas acuáticas como el ‘buchón de agua’, o ‘batata’, pero nunca se había visto la ‘Hydrilla’. “Permanecer por muchos años en el agua dulce es lo que ha ocasionado la destrucción de muchas ciénagas”, indicó.

Complementariamente, el líder ambiental planteó que “las barras que descienden al Mar Caribe desde la Ciénaga Grande, están selladas y sedimentadas por lo que el agua dulce ha permanecido por muchas épocas y eso ha ocasionado la proliferación de plantas como la  ‘Hydrilla verticillata’". 

Al ser interrogado sobre lo que le esperan a Nueva Venecia y Buenavista, por la presencia de la ‘Hydrilla verticillata’, Gutiérrez sostuvo que “la preocupación es grande porque así como vamos, creo que el pueblo se nos puede desaparecer”.

“Se nos puede desaparecer el pueblo, porque ya la gente no tiene donde pescar”, dijo, agregando que al no haber de dónde sacar el sustento diario de sus familias debe los residentes de la estas poblaciones deben migrar masivamente como en 2000 cuando se registró  la masacre.

Cuestionó que por las condiciones de la Ciénaga y las plantas invasoras, “no hay ni por donde sacar a los enfermos pues las vías de comunicación acuáticas están cercadas por la ‘Hydrilla’, por las plantas macrófitas que son de agua dulce”. 

Habló del esfuerzo grande que hacen los habitantes de Nueva Venecia  para salir a pescar o para desplazarse a Tasajera, Sitionuevo o Barranquilla para vender sus productos.

Gutiérrez asegura que es la la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag, la entidad ambiental que tiene la responsabilidad de la recuperación ambiental de la Ciénaga Grande y todo el complejo de Pajarales.

Incluso, mencionó no estar de acuerdo con la respuesta del director de Corpamag, Alfredo Martínez Gutiérrez, a quien en una reciente reunión  interrogó sobre qué pasará en la ciénaga con la ‘Hydrilla verticillata’. Me respondió: “Amed hay que hacer una talanquera para que no ingrese la ‘batata’”.

Gutiérrez manifestó estar en desacuerdo porque “la Ciénaga Grande ha perdido desde hace años su dinámica, desde que intervinieron el caño de Aguas Negras, por su mal diseño”.

“Porque no lo intervinieron por el cauce natural, sino que cogieron un cauce artificial y lo tiraron hacia arriba donde entra todo lo que es la ‘batata’, palo, animales ahogados y todo. Y esa es la sedimentación que tenemos y el problema que tenemos”. 

El líder ambiental rechazó también la propuesta de Corpamag de hacer una canalización en la barra que está entre Puebloviejo y la Isla del Rosario que comunica el Mar Caribe con la Ciénaga Grande para que ingrese agua salada en época de verano. Así se moriría la ‘Hydrilla verticillata’, en un proceso natural. De la misma manera, la misma naturaleza, arrastraría el sedimento para el mar y funciona. 

“Yo particularmente no estoy de acuerdo con esa teoría. ¿Por qué? Porque eso era antes, 40 años atrás, que los ríos Sevilla, Río Frío, Aracataca y Fundación tenían un alto caudal. Esas corrientes, que descienden de la Sierra Nevada, pasaban por toda la Ciénaga Grande”, explicó.

Mientras se buscan soluciones, lo cierto es que hoy la ciénaga que sirve de abastecimiento piscícola a gran parte del Caribe tiende a desaparecer pues sus habitantes no tienen donde pescar y no hay una respuesta eficaz del Estado a esta emergencia ambiental.