Exterminar la criminalidad
Barranquilla y el Atlántico viven actualmente una ola de violencia e inseguridad aterradora, que está escalando de manera desenfrenada a la vista de los atlanticenses. Las masacres, los hechos violentos y las extorsiones son el pan de cada día en un departamento donde se afianza el delito, prolifera el hampa y se fortalece la asociación entre la delincuencia común y peligrosas organizaciones criminales.
La situación reviste gravedad. De acuerdo con el reciente informe de Barranquilla Cómo Vamos 2018 y 2023 las extorsiones en la ciudad, en los últimos cinco años, pasando de 108 casos en 2018 a 877 en 2023. Incremento que coloca a la ciudad con una tasa de 66,3 extorsiones por cada 100.000 habitantes, una cifra muy por encima de la media nacional. A pesar del trabajo de las autoridades por combatir la extorsión, las cifras continúan al alza. El informe también reveló que de enero de 2024 a agosto de este mismo año se registraron 516 casos de extorsión en Barranquilla.
Por si fuera poco, la Puerta de Oro de Colombia con 418 casos, ocupa según cifras oficiales, el deshonroso tercer lugar entre las ciudades capitales del país con mayor número de homicidios en 2024. Si se compara con el mismo período de 2023, cuando se registraron 325 homicidios, se evidencia un aumento del 29% en la capital atlanticense, lo que se traduce en 93 registros más. Desafortunadamente, en los municipios del departamento la situación no es distinta, en lo que va del 2024 el Atlántico ha registrado 853 muertes violentas, 127 casos más que en 2023. Durante el mes de noviembre se registraron 82 asesinatos violentos en el departamento del Atlántico, solo en el área metropolitana fueron perpetrados 28 asesinatos: 21 en Soledad, 4 en Malambo y 3 en Puerto Colombia.
Recientemente, la Policía Metropolitana de Barranquilla dio a conocer algunos resultados de la ‘Operación Caribe’, entre ellos la desarticulación de la estructura delincuencial denominada ‘los Papalópez Renacer’, dedicada al homicidio, extorsión, tráfico local de estupefacientes y otros delitos. Sin embargo, los esfuerzos siguen siendo insuficientes y la situación de inseguridad continúa sin control, mientras se consolidan y fortalecen poderosas estructuras criminales como el Clan del Golfo y los Rastrojos Costeños.
Lo que estamos viviendo es el resultado de la falta de políticas sociales efectivas, que años atrás no se implementaron tanto en la ciudad como en los municipios, y hoy día tampoco están presentes. En medio de esta compleja crisis, nos preguntamos: ¿Dónde están los recursos de la tasa de seguridad que le cobran a los atlanticenses, todos los meses, en el recibo de energía? ¿En qué se están gastando?
La ciudad de Barranquilla y el departamento del Atlántico, demandan el más profundo compromiso institucional y la inmediata intervención del Gobierno Nacional. Hay que multiplicar esfuerzos para evitar que en el departamento siga reinando la violencia y la delincuencia a través de estas organizaciones delictivas que buscan desangrar el territorio. La lucha contra la criminalidad, el incremento de homicidios y la extorsión tiene que ser más fuerte, necesitamos que el Gobierno entre a ejecutar una intervención contundente que extermine el crimen organizado y las bandas que tienen a nuestra sociedad infectada por la criminalidad.