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La ubicación del nuevo continente.
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EFE

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Zelandia abre interrogantes sobre la división del supercontinente Gondwana

Es el nuevo continente sumergido bajo las aguas entre Australia, Nueva Caledonia y Nueva Zelanda.

Zelandia, cuyo nombre fue propuesto por primera vez por el geofísico Bruce Luyendyk en 1995, abarca unos 4,9 millones de kilómetros que incluye a Nueva Zelanda y Nueva Caledonia, aunque el 94 por ciento de su territorio se encuentra bajo el océano Pacífico.

Este continente formaba parte del territorio sumergido de Gondwana junto a otros fragmentos hallados bajo las aguas de las islas Mauricio, en el océano Índico, y otros tantos en el Mar de Tasman, en el Pacífico Sur.

“Todos esos fragmentos junto a Zelandia eran parte de Gondwana que incluyen (en su parte visible) a África, Antártica, India, Sudamérica y Australia”, explicó a Efe, Nick Mortimer, autor de un reciente artículo en la revista GSA, que son las siglas en inglés de la Sociedad Geológica de Estados Unidos.

Mortimer, quien trabaja en el centro de investigación geocientífica de Nueva Zelanda (GNS, por sus siglas en inglés), consideró que si bien en la actualidad ya se conoce casi la totalidad el territorio sumergido de Gondwana, el verdadero reto es poder desentrañar las claves de su separación.

“Es importante resolver cómo y por qué se dividió este continente, hay varias teorías pero esperamos que ciertamente Zelandia contribuya a entender esto dado a que fue a parar debajo del agua”, agregó Mortimer.

El contiente Zelandia.

Una fracción de Gondwana

Zelandia, que representaba el 5 por ciento del territorio de Gondwana, estuvo unido al este de Australia y a Antártica Occidental hasta que esta porción de tierra comenzó a subdividirse hace entre 100 a 85 millones de años, es decir más tarde que el resto del continente.

“Esa parte de la corteza de Gondwana se estiró por un período de tiempo de unos 15 millones de años y al hacerlo se adelgazó y se dividió. De esta manera las partes se difundieron y en ese proceso Zelandia y Antártica Occidental quedaron debajo del océano”, precisó el geólogo.

Por el contrario, “la mayoría de los continentes formados a partir de Gondwana no sufrieron este proceso de estiramiento y adelgazamiento y se quedaron en las alturas y sobre el nivel del agua”, agregó Mortimer, al remarcar que esto es uno de los aspectos en que se centrarían las investigaciones futuras.

Zelandia tras la separación atravesó por diferentes fases de deformación intracontinental hasta acabar con la actual forma y localización, pero no se desintegró.

“Que un continente pueda estar tan sumergido pero no fragmentado hace que sea útil y geodinámicamente provocador para el análisis de la cohesión y desintegración de la corteza continental”, según el estudio de Mortimer, en el que participaron la neozelandesa Universidad Victoria, el Servicio Geológico de Nueva Caledonia y la Universidad de Sídney.

A diferencia de Zelandia, cuyo grosor de la corteza varía entre 10 a 30 kilómetros, los otros restos de Gondwana, como los hallados recientemente en Mauricio, se fragmentaron bajo del Índico.

El descubrimiento de estos fragmentos, que fue publicado a principios de mes en la revista británica Nature Communications, se produjo a partir del hallazgo sobre la superficie de la isla de unos minerales denominados zircones de hace 3.000 millones de años.

Sus descubridores creen que son parte de una pequeña pieza de Gondswana que se rompió desde la isla de Madagascar, cuando África, la India, Australia y la Antártida se separaron.

De acuerdo con los resultados de este estudio en Mauricio, la ruptura no implicó “una simple división del supercontinente Gondwana”, sino más bien una “fragmentación compleja que tuvo lugar con fragmentos de corteza continental de tamaños variables dejados a la deriva dentro de la cuenca del océano Índico en evolución”.

EFE