La huella colombiana en el magnicidio del presidente de Haití, Jovenel Moise
Se trata de establecer si el complot criminal contra el mandatario se planeó y echó a rodar en Colombia. ¿Quiénes están detrás del crimen y por qué lo mataron? En Haití aún no hay respuestas a estos interrogantes.
El nombre de Colombia resultó de nuevo envuelto en un escándalo en el concierto internacional, cuando en la investigación por el magnicidio del miércoles pasado contra el presidente de Haití, Jovenel Moise, se comprobó que de los 28 integrantes del escuadrón que ejecutó el crimen; 26 eran nacionales colombianos, y para más señas, exintegrantes del Ejército hasta hace apenas unos cuantos meses.
Y aunque la presencia de estos hombres en el complot no relaciona al Gobierno ni a la institución castrense con los hechos, por tanto no los comprometen, sí hay detalles que han salido a la luz y valen la pena tener en cuenta para evaluarlos y que se incluyan en las pesquisas que buscan esclarecer este brutal episodio que conmocionó al mundo.
De acuerdo con medios de prensa de República Dominicana, vecino de Haití, Estados Unidos tendría en su poder un documento confidencial que menciona a exmilitares de Colombia, --incluso se refieren a por lo menos uno aún activo en el Ejército-- que estando en nuestro territorio al parecer conocían de la conjura que se llevaba a cabo contra el mandatario haitiano.
Esto se logró saber porque a algunos de los capturados y dados de baja les hallaron varios correos electrónicos procedentes de nuestro país, con mensajes como: “¿Ya viajaron? ¿Ya están allá?”
Los interrogantes estaban relacionados con las fotografías que varios de los miembros del comando captaron en sitios emblemáticos del país quisqueyano, donde hicieron estación antes de partir a Puerto Príncipe a la misión homicida.
Estas imágenes de divertidos turistas les fueron descubiertas en sus redes electrónicas.
La pista ha enfocado un aspecto importante de la investigación, pues trata de establecer si en Colombia se diseñaron los pormenores de la confabulación contra Moise, incluida la escogencia hombre a hombre del comando mercenario.
Se viene hablando de una convocatoria a través de internet, que ofrecía a militares nacionales retirados trabajo en seguridad en África, con una atractiva paga mensual de 2.700 dólares, casi $9 millones nuestros.
Este habría sido el ‘gancho’ para atraerlos y luego proponerles y exponerles el ‘plan Haití’, al que habrían aceptado los 26 involucrados hasta ahora.
De hecho el ministerio de Defensa ordenó investigar a cuatro empresas de seguridad desde las cuales se habría originado la oferta.
Sin embargo, el tono del ministro Diego Molano no fue del todo optimista, pues manifestó que primero habría que conocer si en realidad esas agencias existían, pues era muy probable que fueran entidades de papel, sin ninguna existencia legal.
Pero el tema militar no se queda solo en los nombres y hojas de vida de los 26 comprometidos, que a propósito cuentan con una alta calificación como lanceros, paracaidistas, contraguerrilla, y en cursos de fuerzas especiales de lucha antiterrorista urbana, entre otros procesos de formación, capacitación militar y manejo de armas sofisticadas.
El reporte que contempla el referido informe confidencial que estaría en manos de Haití y Estados Unidos, señala además, según autoridades judiciales del país isleño, que todos los capturados y dados de baja calzaban un mismo modelo de botas, que terminaron siendo similares a las que utiliza el Ejército Nacional.
Esta coincidencia no se ha echado en saco roto, y hace parte del dossier de los investigadores sobre el rastro colombiano en el sonado magnicidio.
De otra parte la presencia numerosa de exmilitares colombianos en esta osada operación criminal en Puerto Príncipe, capital de Haití, abrió otro debate en Colombia, y es la gran cantidad de militares retirados del Ejército cada año, ya que algunos quedan desempleados y otros con pensiones bajas que los convierten en carne de cañón de organizaciones criminales que los reclutan con jugosas sumas.
Se ha dicho que a raíz de la firma de los acuerdos de paz con las Farc, las fuerzas militares han reducido un tanto el personal de guerra, un grupo apetecido que queda a merced de ofertas como esta: ir a matar al presidente de un país.
Para colmo de males con el nombre de Colombia envuelto en la trama haitiana, Mauricio Grosso Guarín, uno de los mercenarios capturados, resultó siendo primo del Consejero presidencial para la Seguridad del gobierno Duque, Rafael Guarín.
El funcionario se apuró y expidió un comunicado en el que reconoce el lazo familiar, pero aclaró que no tiene ninguna relación con su pariente, hijo de una hermana de su padre. Aseguró que ni siquiera lo conoce personalmente.
La coyuntura de lo sucedido en Haití con la participación de exmilitares colombianos no ha sido desaprovechada por los grupos políticos del país para atacar en redes sociales, con lo que algunos han dado por llamar, “el nuevo emprendimiento colombiano: la exportación de mercenarios”.
Otra cosa que llama la atención en medio del caos que ha generado el magnicidio haitiano, es que a pesar de haberse desmantelado la máquina criminal colombiana con 18 capturas, 3 dados de baja y 5 en fuga, perseguidos afanosamente, aún no se conocen los móviles del mismo, ni los cerebros que lo planearon.
A esto se agrega que han transcurrido más de 72 horas del asesinato, tiempo suficiente para ir tejiendo hipótesis.
El sanguinario incidente ocurrió en momentos que el presidente Jovenel Moise, de 53 años, se encontraba en una encrucijada política, pues prácticamente permanecía encerrado en su residencia, desde donde gobernaba soportando una ola de protestas callejeras que pretendían sacarlo del poder, más una inusitada escalada delincuencial en las calles.
Uno de los puntos cruciales de la protesta pedía que abandonara el cargo a finales de este año por periodo cumplido, pero él tenía como fecha el 7 de febrero de 2022, que consideraba el fin oficial de su mandato.
En medio de este forcejeo político que buscaba la salida de Moise estaban identificado tres poderosos grupos económicos haitianos, los empresarios de la energía, la industria de la construcción y la banca financiera.
Hasta el momento ningún ha hecho un pronunciamiento público sobre los hechos y el futuro del país, que cuenta con una población de 11 millones de habitantes, y es la economía más pobre no solo de América, sino del Hemisferio Occidental. Su deuda pública el año pasado fue de 3.594 millones de dólares, y sus habitantes tienen un bajísimo nivel de vida.
Para enrarecer más el ambiente en torno a las causas confusas de este magnicidio, pues finalmente no se trató de un golpe de estado como tal, el expresidente de República Dominicana Leonel Fernández entregó en Madrid unas declaraciones en las que lanza su propia hipótesis.
“Parece que los motivos del asesinato son de tipo personal, pues en dos meses (26 de septiembre) había elecciones y él no se iba a perpetuar en el poder”, sostuvo. Fernández mostró su extrañeza por la manera como mataron a Jovenel Moise.
“Los magnicidios se cometen generalmente en las calles, como el de John Kennedy, o el mismo Trujillo, pero que venga un comando y penetre en su residencia, vaya directamente a su habitación y lo ejecute, es algo que creo no tiene precedentes, eso tiene algo de personal”, sentenció.
El expresidente pidió investigar las raíces más profundas de este crimen, “y qué razones o causas pudieron haberlo impulsado”.
Entre tanto la incertidumbre sobre el futuro inmediato va en aumento, y para mantener el control político del país el Senado, que había sido disuelto por el entonces presidente Moise, designó a Joseph Lambert, actual miembro de la Cámara alta, como presidente provisional.
Esto supone otra pugna interna con Claude Joseph, quien había tomado las riendas tras la muerte del presidente. Este Joseph se venía desempeñando como ministro de Relaciones Exteriores, pero el lunes de la semana del magnicidio había sido cesado en sus funciones por Moise, quien nombró en su reemplazo al neurocirujano Ariel y lo designó primer ministro, pero no pudo posesionarse debido al magnicidio.
Con el país convulsionado el Tribunal de Primera Instancia de Puerto Príncipe, procederá este martes 13 y miércoles 14 de julio próximos, a escuchar las declaraciones de Dimitri Hérard y Jean Aguel Civil, principales agentes de la seguridad del asesinado presidente haitiano, a efectos de ir reuniendo pruebas sólidas para develar a los autores intelectuales de la intriga.
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