En los primeros meses de 1968 un editorial del Diario del Caribe afirmaba que Barranquilla era el epicentro de una nueva plaga que estaba infectando a todo el país: los secuestros de aviones desviados hacia Cuba.

En aquellos días intentaron secuestrar tres aviones en una misma mañana desde diferentes ciudades de la costa Caribe colombiana. Dos con éxito, el tercer aeropirata con su esposa y la hija de poco meses se arrepintieron a última hora e intentaron fugarse.

En aquellos años, dado que los secuestros se daban en aviones que salían de Barranquilla, Santa Marta, Cartagena, Riohacha o Maicao, todos pensaban que era solo una “cuestión costeña”. Sin embargo, este fenómeno pronto se extendió por todo el país y al continente entero.

Massimo Di Ricco en su libro Los Condenados del Aire - El viaje a la utopía de los aeropiratas del Caribe, recientemente publicado por Ícono Editorial y finalista en 2019 del Premio Anagrama de Crónica Sergio González Rodríguez, reconstruye aquella época de grandes utopías y sueños revolucionarios al final de los años 60 y principio de los 70.

Mezclando cierto tono caricaturesco con la seriedad de una minuciosa investigación histórica, relata historias a menudo tragicómicas, como por ejemplo que a muchos pasajeros les encantaba la idea de “irse secuestrados” a Cuba inesperadamente y “sin pagar pasaje”, como inmortaliza el grupo musical paisa Los Black Stars en la canción que compusieron cuando el avión en el que volaban fue secuestrado y llevado a la isla caribeña.

El autor recurre a la crónica detallada del que ha sido uno de los secuestros más emblemáticos para hacer el recuento histórico de aquella época para muchos olvidada: el del avión de la compañía SAM del 30 de mayo de 1973. El libro se lee como si fuera una película de suspenso, donde el autor va develando poco a poco el enigma alrededor del secuestro, embelleciendo el texto con otras historias que ubican al lector en el contexto de la sociedad y cultura de la época en Colombia. Para no estropearles la intriga que recorre todo el libro solo cabe mencionar que los dos aeropiratas se subieron a aquel avión de SAM con una capucha en la cabeza, exigieron 200.000 dólares y la liberación de presos políticos. Pero el avión, después de darle la vuelta a toda América Latina, aterrizó finalmente en Buenos Aires ocupado solo por la tripulación. Los secuestradores se habían esfumado en silencio dejando a las autoridades del continente en gran ridículo. Si esto ya genera intriga, la identidad de los secuestradores los sorprenderá aún más.

Si hay algo que consigue el autor con este libro de lectura fluida y placentera es hacernos ver los secuestros de aviones de una forma diferente a cómo la entendemos ahora y mirar con cierta añoranza aquella época de utopías.

El libro se puede encontrar en la Librería Nacional y en la web de la editorial: https://www.iconoeditorial.com/product/los-condenados-del-aire/