Nuestro cuerpo es tan perfecto que busca un balance entre lo físico y lo emocional.
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Un balance físico y emocional nos hace sentir bien

El estado de ánimo esta muy ligado a nuestra alimentación.

Por Helen Pérez

Constantemente oímos que nuestra alimentación y la actividad física son el pilar fundamental para gozar de una buena salud y mantener una buena calidad de vida. Y así es, pero la salud también se refiere al manejo de las emociones y, por supuesto, a un buen descanso.

Nuestro cuerpo es tan perfecto que busca un balance entre lo físico y lo emocional. Las acciones que realizamos día a día lo impactan de manera positiva o negativa. 

El estado de ánimo esta muy ligado a nuestra alimentación y es porque a través de los alimentos se activan sustancias químicas que influyen de manera positiva o negativa. Estas sustancias se conocen como las “hormonas de la felicidad”.

En parte, el buen estado de ánimo se crea por la endorfina, liberada durante el ejercicio, el sexo o mientras escuchamos música; la serotonina, que nos brinda seguridad y aceptación social; la oxitocina, que liberamos cuando abrazamos, tocamos o besamos. 

Cuando sometemos a nuestro cuerpo a planes de alimentación tan estrictos, automáticamente nuestro estado de ánimo cambia de manera negativa. El cerebro no funciona con restricciones. Al contrario, debemos entrenarlo, como hacemos con los músculos de nuestro cuerpo, desde la repetición, para poder adaptar nuevos hábitos. Nuestro cerebro tarda entre 45 y 60 días en adaptarse a nuevos hábitos. Todo es cuestión de constancia. 

Lo que comenos afecta cómo nos sentimos: cuando tenemos un buen estado de ánimo logramos afrontar nuestro día a día de mejor manera que cuando estamos malhumorados. Esto ocurre porque nuestro cerebro puede centrarse en resolver las tareas una vez gestionadas nuestras emociones. Por ejemplo, en mi caso, queriendo mejorar mi aspecto físico, disminuí el consumo de nutrientes esenciales de manera repentina, lo que afectó mi estado de ánimo y desempeño físico en mi rutina diaria de ejercicio.

En ese sentido, recordemos que para que nuestro cerebro funcione adecuadamente requiere de un balance de nutrientes, vitaminas y minerales. 

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