Para que no se olvide a Etelvina Dávila Rey Momo rindió homenaje a Las Farotas
En la Gran Parada de Tradición.
“No, yo no estoy vestido de mujer, yo estoy usando el vestuario tradicional de las Farotas de Talaigua”, afirma sonriendo Lisandro Polo sosteniendo un pequeño espejo de bordes amarillos, en el que se miraba mientras se aplicaba un labial color rojo carmesí.
Es la primera vez que agarra un pintalabios y pese a que ha visto miles de veces a su esposa Esperanza Campos enrojeciendo sus labios para resaltar su belleza, el Rey Momo se siente algo inseguro con el colorete de 10 centímetros de largo y declara entre risas “siento que tengo toda la cara embarrutada” cuando ve el resultado final en el espejo.
“Con mi esposa tengo 30 años de amores. Ella me conquistó a mí bailando y nunca hemos peleado. Ni una sola vez”, recuerda con una mirada coqueta mientras se termina de alistar.
Aún sin convencerse por lo que ve, Lisandro vuelve a abrir el labial, pero esta vez lo aplica en sus mejillas y, según él, termina de ponerle los últimos toques a su vestuario.
“Esto lo hago para hacer un homenaje a las Farotas de Talaigua, esta danza tradicional del Carnaval que se hizo con puros campesinos y agricultores que aman como yo el Carnaval”, explica y agrega “Etelvina Dávila fue una gran amiga y siento que se merecía que yo resaltara todo el trabajo que hizo desde que tomó las riendas de este grupo”, agrega recordando a la folclorista que trajo a Barranquilla esta danza en 1983.
Lisandro siente que desde el cielo, la “seño Etelvina”, como él la llama, lo mira y le hace un guiño, así como cuando el trabajo está bien hecho.
La idea de personificar una farota llegó a él desde antes de ser Rey Momo y de ese afán por hacer un Carnaval diferente, si era escogido como líder de la fiesta.
“Yo le propuse la idea a Mónica (Ospino, la directora de Las Farotas) y ella estaba encantada. He participado varias veces en los festivales que realizan en Talaigua Nuevo (Bolívar) y en mis 20 años conocí a la directora de las farotas en esa época. De ahí me quedó sonando la cosa y hoy lo puede hacer realidad”, da a concoer.
El toque final de su vestuario lo dan las abarcas color marrón que disimuladamente esconden los esparadrapos que calman el dolor en sus pies.
“No le pares bola a eso que cuando uno va desfilando no hay dolor que valga. A uno se le quita eso. La alegría de la gente es tu alimento y motor para continuar”, explica.
Para Lisandro, la mujer solo debe ser querida y amada.
“La mujeres lo más lindo, lo más tierno. La mujer es lo más lindo que Dios ha hecho y es el complemento ideal para uno”, manifiesta.
Ellas son las que han influenciado su vida y a las que le debe el haberse convertido en un músico profesional, en especial a su mamá Carmen Rodríguez, quien fue la cambambaera mayor
“Mi mamá fue la que me hizo amar la música y el folclor. Ella era bailarina de pajarito y su cambambería me arrastró hasta lo que soy ahora. A ella le debo todo y me siento orgulloso de ser su hijo. También está mi esposa que me apoya en todo y la que se ha convertido en mi motor”, dice.
A Lisandro le enseñaron en su casa que a la mujer se le respeta y que se necesitan dos para sostener un hogar. También, aprendió a sostener un hogar a punta de amor y música, por eso es que rechaza el maltrato hacia la mujer.
“Qué mejor que alzar mi voz en contra del maltrato que con este vestuario que simboliza la protección que hacían los indígenas hombres a sus mujeres cuando en plena conquista llegaban los españoles a abusar de ellas y matarlas. Me siento muy orgulloso de poder llevar este mensaje”, finaliza.
A las 2:00 de la tarde llegó el llamado que le avisaba su salida. Ya metido en su papel y con los demás integrantes de las Farotas, Polo tomó su sombrilla, arregló su sombrero de colores, cogió su falda y salió a la Vía 40. Sin nada de nervios saludó a los que gritaban su nombre con energía y ya en posición comenzó a bailar, lo demás es historia.
Las Farotas de Talaigua Nuevo
Las Farotas de Talagua, Bolívar, constituyen uno de los grupos más alegres, juguetones, vistosos e irreverentes, que adornan el Carnaval de Barranquilla.
Ahora, bajo la dirección de Mónica Ospino Dávila, hija de Etelvina Dávila, la danza busca reinventarse sin salirse de la tradición.
“Este año invertimos en cambiar la falda y hacerla más vistosa”, recalca la directora.
El vestuario de las Farotas lo compone el sombrero, la sombrilla y las pañoletas que cuelgan de la cintura.
En la parte superior, llevan una franela y encima una pechera adornada con lentejuelas y canutillos.