Fisiología de la ejecución instrumental o la ritualidad del músico para evitar lesiones
La maestra cubana Claudina Hernández, Doctora en Ciencias sobre el Arte, terapeuta y pianista, es líder en América Latina en esta ciencia.
¿Usted sabe la cantidad de requisitos y rutinas que deben tener y realizar los músicos, de conservatorios o de música popular, para poder ejercer su profesión y no incurrir en errores que pueden afectar su salud?
Esa rama de la ciencia de la salud y de la música es poca conocida en América Latina, en especial en Colombia, pero poco a poco viene abriéndose paso en las universidades de este continente, para ayudar a estos profesionales a conservar su salud y mantener en alto su nivel artístico.
Esta es la especialidad que viene ejerciendo y compartiendo con universidades de Latinoamérica, la maestra cubana Claudina Hernández Bean, Doctora en Ciencias sobre Artes, Licenciada en Música, Terapeuta de Músicos, pianista y profesora.
“Es una asignatura que tiene varios nombres, según el nivel. En el medio se llama Fisiología de la ejecución instrumental. En el superior, Educación somática y en postgrado, Higiene de la práctica o música y salud”, nos explica de entrada la maestra, en un diálogo ameno, espontáneo, durante nuestra visita a La Habana, Cuba, con ocasión del IV Encuentro de Coleccionistas y melómanos, organizado por la empresa Egrem.
Esta profesora dictó un taller virtual a los profesores de música de la Universidad del Atlántico, y tras conocer la importancia del mismo, según nos explicó la también maestra cubana Yamira Rodríguez, excelsa pianista y docente en este centro de estudios superiores, no dudamos en buscarla en la isla para dialogar con ella.
Eran las 7 de la noche, hora cubana, 6 pm en Colombia. En el espacioso lobby del Hotel Iberostar Parque Central de La Habana, en compañía del Secretario de Cultura del Distrito Juan Carlos Ospino, y del investigador musical y coleccionista de música Manuel Henríquez, degustamos sorbo a sorbo sus enseñanzas.
En el ambiente sonaba la voz inconfundible del Benny Moré cantando Maracaibo Oriental con su Banda Gigante.
“Esta enseñanza primero da los saberes biológicos que tienen que ver con todo el hacer de un músico. Se enseña desde los factores de riesgo y estilos de vida”.
Para la maestra cubana, el músico tiene que tener un estilo, similar al de un atleta, con la diferencia de que el deportista termina más rápido y se retira. Sostiene que el músico por lo general es pruliempleado y se retira prácticamente cuando fallece.
La asignatura también estudia el mapa del cuerpo. “O sea, como nosotros según nuestra corteza cerebral. Nosotros tocamos con la corteza cerebral a través de las manos o la boca”.
También estudian lo referente a la neuromúsica. “Es decir, los procesos cerebrales que influyen en nuestra manera de hacer música. El cerebro del músico es diferente. Si fuera igual el cerebro con el que nacemos no pudiera hacer las tareas de ejecutar música”.
“El cuerpo no está preparado para hacer música si no se trabaja. Empezando por el cerebro. El del músico tiene un cerebelo tres veces mayor que el de otra persona. Tiene un cuerpo calloso que es el que divide los dos hemisferios. En cualquier persona el cuerpo calloso es una línea. En el músico es una brecha. El músico tiene un cerebro multitarea: la corteza motora, la auditiva y la visual. Trabajan de una manera diferente”, sostiene con sorprendente claridad.
Agrega a renglón seguido: “Un músico tiene en sus manos una partitura y sabe como suena sin que haya sonado. Solo con leerla. Hay una combinación entre la música escrita y lo que va a sonar. Eso fue lo que hizo que Beethoven sordo pudiera componer, porque precisamente su corteza auditiva oía la música antes que sonara”.

Rutina de pre, calentamiento, rutina y enfriamiento
La maestra, formada en Londres, hace recomendaciones a los músicos antes de iniciar su jornada.
“Un músico es como un atleta, pero con la desventaja que el músico es un atleta de músculo pequeño. Y el músculo pequeño se lesiona con más frecuencia que el grande. Además, el músculo pequeño por lo general tiene mayor representación en la corteza motora”.
Puso como ejemplo que el cuádriceps, uno de los músculos más grandes porque recorre el muslo, se recupera más rápido que un músculo de la mano, mucho más pequeño, porque tiene más fibras y unos tendones que tienen que trabajar de una manera que en la cotidianidad no lo hacen de esa manera.
Claudina habla y refuerza sus argumentos con gestos de una artista, al decir que “en la vida cotidiana no movemos los dedos así”, simulando tocar las teclas de un piano o sobre una cuerda. Dice y sonríe.
“Son movimientos que no existen en la vida cotidiana. Al no existir, nuestra corteza cerebral tiene que procesarlo de otra manera. Para esto es necesario un precalentamiento, un calentamiento y después de la rutina, un enfriamiento”, lo dice en forma tajante levantando su dedo índice.
Al no cumplir en forma rigurosa a estas etapas, un músico se puede ver expuesto a una lesión.
“Esa lesión puede ser tendinosa o muscular porque los tendones están en un espacio que casi no se pueden mover. Los tendones son rectos. Como varillas y están cubiertos de una vaina y esa vaina tiene un líquido que se llama ’líquido sinovial’. Se le dice líquido, pero no está en estado líquido, sino cremoso. ¿Qué pasa cuando se hace precalentamiento? Se convierte en líquido, toma temperatura, lubrica los tendones y entonces sí los tendones caben en ese espacio y le da capacidad de trabajo a los músicos”.
Enseguida se pregunta ¿y por qué el músico necesita enfriamiento?
“Cuando estamos estudiando durante mucho tiempo, el cerebro, que es muy monótono en sus funciones, lo que hace es estar tocando (porque nosotros tocamos con el cerebro). Cuando una persona termina de tocar un violín, introduce el instrumento y cierra el estuche y se va a hacer otra cosa, su cerebro sigue tocando si esa persona no baja la carga física. Es lo mismo que la cultura física. Lo mismo que cuando vamos a un gimnasio. Si no se le avisa al cerebro que esa carga física bajó, el cerebro sigue tocando. ¿Qué pasa ahí? El cerebro manda ácido láctico a los músculos y los inflama. Ahí viene otro tipo de lesión por no enfriar”.
En América Latina se ha detectado que muchos de nuestros músicos no hacen esta rutina, en especial del enfriamiento, porque no lo conocen. De ahí la importancia de este tipo de enseñanzas en conservatorios de música.
“No pueden cuidar lo que no conocen”.
Todos estas técnicas y rutinas las aprendió la maestra cubana en la Sociedad internacional para el estudio de las tensiones y la interpretación, con sede en Londres.
Dieta especial
A los músicos se les recomienda una dieta especial. Una dieta rica en potasio, zinc y magnesio: el primero, regulador de todas las funciones, el segundo para el cansancio mental y el tercero, lleva el impulso nervioso a los músculos.
“Es muy recomendable que en la dieta del músico hayan estos nutrientes. Lo que más se recomienda que el día de la actuación el músico no consuma comidas altamente proteícas ni pesadas. La digestión la hace el cerebro. Cuando una persona se rellena y va a tocar, el cerebro siempre va a escoger la función de supervivencia, que en este caso es la digestión. Esta persona se puede ver con sueño o desconcentrada. Se le puede olvidar la partitura. Hay que comer liviano”.
Uno observa a los grandes músicos cuando van a ofrecer un concierto siempre exigen en su camerino mucho agua, manzanas o uvas.
“En el caso de Cuba que no tenemos manzanas, el banano es una fruta especialísima. Tiene potasio, magnesio, zinc, complejo B. Acá le decimos la ‘fruta de los nervios’. También una buena azúcar, no refinada”, asegura.
Al finalizar la entrevista no pudimos resistir apreciar y disfrutar un show de boleros y sones que a cada hora el hotel ofrece a sus huéspedes.
Esa noche cantaba una morena enorme, con traje azul rey, brillante, que levitaba y danzaba por todo el lobby, y me la imaginé como el personaje de ‘Ella cantaba boleros’ de Guillermo Cabrera Infante.
Más sobre la maestra cubana o contacto con ella:
https://claudina-hbean.webnode.es
claudinahb1966@gmail.com