De reguetonera a científica con 17 patentes: la historia de Nataly, bisnieta de Pacho Galán
Es la voz femenina del clásico “Tocarte Toa” con Big Yamo y una de las 50 mujeres que transforman a Colombia desde la ciencia. Su historia es una armonía entre arte, innovación y propósito.
Hay vidas que no caben en una sola palabra. Nataly Galán Freyle no es solo científica, ni solo artista. Tampoco basta con decir que es madre, inventora, investigadora o bisnieta de una leyenda de la música tropical colombiana, creador del merecumbé. Esta mujer es una mezcla de todos sus gustos: un ser “polifacético”, como ella misma se define, que ha sabido moverse entre tubos de ensayo y pistas musicales sin perder nunca el norte de su vocación.
“Los seres humanos no somos unidimensionales”, dijo en diálogo con Zona Cero. “Todos tenemos una paleta de colores, y en esa paleta me identifico como una mujer empoderada, una madre amorosa, feliz con la familia que tengo, y una científica apasionada que disfruta mucho todo el tema de las artes y la parte musical que también hace parte de mí”.
Y no exagera. En su ADN hay ciencia, pero también hay merecumbé, reguetón, trompetas y un legado que ha trascendido de generación en generación.

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Su origen
Nataly nació en Soledad, Atlántico, con una herencia musical que muchos quisieran tener. Es bisnieta de Pacho Galán, el maestro soledeño, el 'Rey del merecumbé' —esa mezcla de merengue y cumbia que todavía se baila como himno del Caribe colombiano—, y nieta de Armando Galán, “uno de los mejores trompetistas de Colombia”.
En ese sentido, la influencia del gran Pacho Galán, siempre ha estado presente.
“Yo nací escuchando la butifarra de Pacho Galán, cantaba ‘Ay Cosita Linda’, me montaba en la plaza de Soledad a cantar las rancheras que me enseñaba mi abuela… siempre he estado en ese entorno musical”, expresó con la alegría de quien siente orgullo por sus raíces.
Para Nataly, la música era una parte tan natural de su vida como lo sería después la ciencia. Y si algo la caracteriza es que no desecha ninguna parte de su historia: las integra y las convierte en una nueva pasión que la acompaña y le da la fuerza para afrontar cada nueva etapa.
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La científica que en su Juventud fue reguetonera
Quien la ve hoy hablando con propiedad de sensores, inteligencia artificial y monitoreo ambiental, difícilmente podría imaginar que en su juventud grabó “Tocarte Toa” con Big Yamo, un reguetón que terminó convirtiéndose en un clásico del género urbano en Colombia.
“Hace poco se publicó un video de mí hablando de esa experiencia y el video se viralizó y todos decían: ¿Cómo así que esta científica era cantante de reguetón?", contó riendo. Pero esto no fue planeado. Fue, como lo explica con términos de laboratorio, una “serendipia musical”.
“Eso fue igual que en la ciencia. Los mayores descubrimientos han sido así. Por ejemplo, la penicilina: Alexander Fleming no se dio cuenta de que tenía un crecimiento de hongos que estaba matando las bacterias. No era lo que estaba investigando. Asimismo pasó con nosotros en la música”, indicó.
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“Cuando tenía 9 años, me fui a vivir a Cartagena y ahí conocí un grupo de amigos y a todos nos gustaba el mismo estilo musical… En esa época sonaba mucho La Factoría, Ivy Queen… pero todavía no se escuchaba mucho la música de Puerto Rico, y en uno de nuestros espacios de diversión dijo un amigo: Yo manejo este programa para construir esta pista, y fue ahí donde todo surgió”, recordó.
Así es, la pista la construyeron en un programa casero y la canción se coló entre las favoritas del público, sin discográficas, sin campaña, sin pretensiones y sigue sonando al día de hoy. De hecho hace poco menos de 4 meses Nataly volvió a los escenarios a cantar este clásico junto a Big Yamo, después de 15 años (adjuntamos video).
Con los pies en la tierra y la mente en el agua
Mientras algunos de sus amigos soñaban con escenarios, Nataly no perdió de vista su propósito académico. “Siempre tuve clara mi carrera en la ciencia. Estudiaba Química en la Universidad de Cartagena, y aunque viajaba para hacer shows, nunca descuidé mis estudios. Big Yamo incluso nos decía: ustedes estudien, yo me encargo del resto”.
Ese equilibrio le permitió llegar lejos. Hoy es directora de Investigaciones de la Universidad Simón Bolívar, y ha logrado registrar 17 patentes nacionales y dos internacionales, muchas de ellas enfocadas en soluciones tecnológicas sostenibles.
Una de sus invenciones más notables es VICTA, un dispositivo para monitorear en tiempo real la calidad del agua, desarrollado en el Centro de Investigaciones en Ciencias de la Vida de Unisimón. Dicho dispositivo, utiliza sensores construidos localmente e inteligencia artificial para analizar parámetros físico-químicos del agua en zonas como la Ciénaga de Mallorquín.
“Lo que uno busca como científico es impactar a la comunidad”, aseguró. “Por eso me emociona tanto que estos dispositivos estén funcionando, porque eso es lo que uno quiere, que el conocimiento genere transformación”.
Por este proyecto ha sido reconocida por la Real Academia de Inglaterra y por la Alcaldía de Barranquilla. También fue nombrada una de las 50 mujeres que transforman Colombia desde la ciencia y la innovación por la Superintendencia de Industria y Comercio.
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Para Nataly, la ciencia y la música comparten un mismo núcleo: la curiosidad y la creación. “En la música nos sentábamos con Big Yamo por horas a escuchar sonidos, mezclas, mirar qué palabras podían sonar bien para construir una canción. Así mismo es en la ciencia: uno planea, se mete al laboratorio, prueba una y otra vez hasta encontrar el experimento que responde a esa pregunta-problema”, contó.
Y quizá por eso ha logrado tanto, porque no ve sus pasiones alejadas la una de la otra. La música, la ciencia, la innovación, la familia, todo está conectado por un hilo invisible que la ha llevado a construir una vida coherente y llena de propósito.

Una voz que inspira
Hoy, cuando mira atrás, siente orgullo. No solo por los premios, los títulos o las patentes. También por haber sido coherente con su esencia.
“Lo que buscamos las mujeres como yo, que han sido emprendedoras, luchadoras, es inspirar a otras”, dijo.
Porque Nataly no solo investiga. También abre caminos. En una región donde ser mujer y científica todavía implica desafíos, ella ha creado comunidad, impulsado vocaciones, liderado equipos multidisciplinarios y demostrado que se puede tener una vida rica en matices sin renunciar a ninguna faceta.
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Esta mujer puede estar feliz en un laboratorio y cantar con una pista de reguetón o puede ayudar a monitorear las aguas y al mismo tiempo mover las caderas, porque ser integral para ella “es saber que con todo lo que haces puedes transformar el mundo”.
“Yo lo que quiero decirles a los jóvenes de hoy, es que se den la oportunidad de encontrar lo que realmente les haga feliz, yo pienso que a veces por querer encajar nos centramos en solo una cosa en la vida y no es necesario… Hay una paleta de colores donde tú puedes elegir, pero lo que tienes que buscar es realmente lo que te complementa, lo que tú sientes que te motiva, te apasiona y que amas hacer”, concluyó.