Presidente de Colombia, Gustavo Petro y de EE.UU., Donald Trump.
Presidente de Colombia, Gustavo Petro y de EE.UU., Donald Trump.
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Presidencia/ X @WhiteHouse

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¿Qué consecuencias podría enfrentar Colombia ante crisis diplomática con EE.UU.?

La lucha antidrogas, seguridad regional y la agenda migratoria son ejes centrales de esta relación bilateral.

Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos atraviesan un momento de tensión, evidenciado por la decisión del Departamento de Estado estadounidense de retirar a John T. MacNamara, el encargado de negocios de su embajada en Bogotá.

Esta medida, sumada al previo llamado a consulta del embajador, surge en un contexto de polémica entre el gobierno de Donald Trump y la administración de Gustavo Petro, específicamente por un aparente "golpe de Estado" orquestado por miembros del partido Republicano y el excanciller de ColombiaÁlvaro Leyva.

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Aunque el comunicado estadounidense no detalló las "expresiones" exactas que originaron esta crisis, en círculos diplomáticos se interpreta como un mensaje directo del gobierno de Trump al Palacio de Nariño sobre la importancia del respeto mutuo y la cooperación en temas sensibles para ambos países.

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La lucha antidrogas, la seguridad regional y la agenda migratoria son ejes centrales de esta relación bilateral. Cualquier desacuerdo público o roce puede generar repercusiones inmediatas en la dinámica diplomática.

El Departamento de Estado reafirmó su compromiso con la cooperación en estos temas, señalando que "nuestra nación está comprometida con la relación bilateral entre Estados Unidos y Colombia, así como con el pueblo colombiano. Seguiremos comprometidos con nuestras prioridades compartidas, como la seguridad y la estabilidad".

Este matiz sugiere un interés en preservar los canales de diálogo, aunque condicionado a un mayor alineamiento entre ambas cancillerías.

El retiro de MacNamara ocurre en un contexto de crecientes tensiones regionales y una agenda bilateral con desafíos complejos. Mientras Estados Unidos mantiene una política de firmeza con sus aliados en el hemisferio occidental, el caso colombiano adquiere particular relevancia por su papel como socio estratégico en el control del narcotráfico, la gestión migratoria y la estabilidad de América Latina.

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Tammy Bruce, portavoz del Departamento de Estado, también aseguró en su cuenta de X , que se "está adoptando otras medidas para dejar clara nuestra profunda preocupación por el estado actual de nuestra relación bilateral".

Agregó, que "a pesar de las diferencias políticas, Colombia es un socio estratégico vital para nuestra región", indicando la voluntad de Washington de mantener lazos, pese a las actuales fricciones.

Graves repercusiones

En un escenario de escalada de tensiones diplomáticas entre Bogotá y Washington, la relación bilateral podría enfrentar graves repercusiones. Expertos advierten sobre posibles acciones que irían desde la cancelación de relaciones diplomáticas y el retiro de visados a funcionarios, hasta medidas de presión económica y el impacto en la cooperación antinarcóticos.

María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana, aseguró que desde esa entidad reiteran "que la relación entre Colombia y Estados Unidos ha sido esencial para el desarrollo económico, la seguridad, la inversión, la cooperación en múltiples frentes y el fortalecimiento institucional de nuestro país. Es fundamental preservarla con responsabilidad y visión de largo plazo".

Asimismo, indicó que confían "en que este impase podrá superarse mediante el diálogo respetuoso y el uso adecuado de los canales institucionales. Colombia y Estados Unidos han demostrado, durante décadas, que pueden resolver sus diferencias sin perder de vista los valores y objetivos que comparten".

Por su parte, Mauricio Jaramillo, viceministro de Asuntos Multilaterales, aseguró que "Colombia y Estados Unidos son y serán aliados. La buena relación va más allá de las coyunturas. Mantenemos el diálogo desde el respeto a la soberanía".

La incertidumbre sobre el futuro de esta relación estratégica plantea un panorama desafiante para Colombia, que históricamente ha dependido de la cooperación estadounidense en múltiples frentes.