Recreación hecha por el artista y activista Mundano de la emblemática pintura "El labrador del café" (1934), en Sao Paulo (Brasil).
Recreación hecha por el artista y activista Mundano de la emblemática pintura "El labrador del café" (1934), en Sao Paulo (Brasil).
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EFE/Sebastião Moreira

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Un gigantesco mural compuesto de cenizas amazónicas cobra vida en Brasil

Busca denunciar el "desmontaje" ambiental que azota el país.

Con más de 200 kilos de cenizas recogidas en la Amazonía y otros biomas que ardieron en los recientes incendios en Brasil, el "artivista" Mundano les devuelve a la vida a través de sus pinceladas en un enorme mural en Sao Paulo, donde busca denunciar el "desmontaje" ambiental que azota el país.

"Quiero instigar a las personas a reflexionar sobre qué futuro quieren, porque el cambio climático ya es la realidad, ya vemos sus impactos en todo el mundo", afirma el artista y activista en una entrevista con Efe.

En el centro de la ciudad de Sao Paulo, también conocida como la "jungla de cemento" de Brasil, las diferentes matices de blanco, negro y grises que conforman el inmenso mural de 1.000 metros cuadrados adornan el caótico y lánguido paisaje del corazón de la mayor metrópoli de Sudamérica.

La obra es una recreación de la emblemática pintura "El labrador del café" (1934), del modernista Cándido Portinari, en la que el protagonista, originalmente un trabajador negro en un cafetal que deja en evidencia la desigualdad social, da lugar a un brigadista que ahora combate los fuegos y pone el foco en la urgencia climática.

Con más de 200 kilos de cenizas recogidas en la Amazonía y otros biomas que ardieron en los recientes incendios en Brasil, el "artivista" Mundano les devuelve a la vida a través de sus pinceladas en un enorme mural en Sao Paulo, donde busca denunciar el "desmontaje" ambiental que azota el país.



"Tuve esa ida de hacer la relectura del 'Labrador de café', que es una obra icónica de Portinari, porque ella es pionera en mostrar la desigualdad y también los impactos del agronegocio", explica.

En su interpretación, Mundano añade algunos elementos originales, como el cadáver de un yacaré, un reloj de arena -"para decir que el tiempo se nos agota"- y un pedido de socorro de la naturaleza, discretamente escondido en medio del humo que sale de las chimeneas industriales.

Asimismo, el artivista sustituyó su tradicional y vibrante paleta de colores por una escala de diferentes tonalidades de grises, a fin de "impactar" a todos aquellos que circulan por una de las vías más bulliciosas de la capital paulista.

"Cuando el bosque se reduce a cenizas, nosotros también nos convertimos en cenizas. Entonces pensé que (el gris) sería más dramático, más visceral y más impactante", subraya.
 

El mural pintado en la fachada de un típico edificio paulista

En búsqueda de materia prima 

Pero el mural pintado en la fachada de un típico edificio paulista es solo el punto final de un extenso proyecto iniciado hace meses.

Entre junio y julio, Mundano y su equipo recorrieron más de 10.000 kilómetros en una expedición que pasó por cuatro biomas brasileños: el Pantanal, el mayor humedal del mundo; el Bosque Atlántico, la Sabana y la Amazonía.

En cada uno de ellos, duramente castigados por una prolongada sequía y un número récord de incendios, el artista recogió muestras de carbón, cenizas e incluso huesos de animales calcinados para crear una "tinta a base del bosque en polvo".

"Esta obra surge del sentimiento de impotencia con el que acompañamos desde hace décadas la deforestación y los incendios" y "que quedó aún más latente en el actual Gobierno", asegura.

Así, Mundano igualmente denuncia en su obra el "desmonte ambiental" perpetrado por la administración del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien defiende abiertamente la explotación comercial de la Amazonía y una mayor flexibilización de la legislación ambiental.

"Hasta hoy no hubo ningún Gobierno que pusiera la protección ambiental como el eje central, pero el Gobierno Bolsonaro es el más destructor de todos", reprocha el artista.

"Creo que somos testigos del mayor retroceso socioambiental de nuestra historia bajo el Gobierno Bolsonaro y no podemos callarnos ante eso", añade.



Según datos oficiales, solo entre de enero y septiembre de este año fueron destruidos 6.779,33 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal en la Amazonía brasileña, una cifra ligeramente inferior a igual periodo de 2020, cuando la tala de árboles en el ecosistema amazónico alcanzó su mayor nivel de los últimos 12 años.

Los incendios forestales también volvieron a amenazar al Pantanal, que Brasil comparte con Paraguay y Bolivia, donde las escenas del año pasado, cuando el ecosistema sufrió los incendios más graves de su historia, se repitieron este 2021, con una pérdida inestimable de biodiversidad y centenas de animales huyendo del fuego.

EFE

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