La presidenta de Brasil Dilma Rousseff
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EFE/Archivo

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Rousseff mantiene rutina y espera decisión de juicio acompañada de ministros

La mandataria es acusada de incurrir en maniobras contables ilegales para maquillar los resultados del Gobierno en 2014 y 2015.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, mantuvo hoy su rutina diaria de domingo y espera en su residencia del Palacio da Alvorada, acompañada por sus ministros más próximos, la crucial decisión de la Cámara de Diputados sobre la apertura de un juicio político en su contra.

Rousseff, según la estatal Agencia Brasil, salió temprano en la mañana a realizar su habitual recorrido en bicicleta por los alrededores de la residencia oficial, aunque el trayecto acostumbrado fue desviado por la presencia de periodistas.

La mandataria evitó encarar las cámaras y se limitó a darle un "buenos días" a los reporteros y el trayecto, que normalmente realiza en cincuenta minutos, fue hoy acortado a quince.

En el desvío de ruta, Rousseff pasó frente al Palacio do Jaburu, residencia oficial del vicepresidente Michel Temer, líder del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor formación en el Congreso y que abandonó la base aliada al Gobierno.

Según la información, la jefa de Estado almorzó con su antecesor y mentor político Luiz Inácio Lula da Silva y seguía el desenlace de las tres sesiones sobre la apertura del juicio político en la Cámara de Diputados con los ministros más próximos de su gabinete.

La mandataria es acusada de incurrir en maniobras contables ilegales para maquillar los resultados del Gobierno en 2014 y 2015, modificar presupuestos mediante decretos y acumular deudas y contratar créditos con la banca pública.

Para que el proceso llegue al Senado, que tendrá la palabra final sobre la eventual apertura del juicio político, la oposición necesita hoy de una mayoría calificada de 342 votos entre los 513 posibles.

Si el proceso avanza, el Senado deberá pronunciarse y decidir si acepta las acusaciones e instaura el juicio político.

En ese caso, Rousseff sería separada del poder durante 180 días, que sería el plazo que el Senado tendría para realizar el trámite que pudiera concluir con su destitución.

Durante ese período, el lugar de Rousseff sería ocupado por Temer, quien rompió sus relaciones con la mandataria y ha dedicado las últimas semanas a consultas sobre lo que sería su posible Gobierno dado que si se llega a la destitución le tocará completar el mandato que acaba el 1 de enero de 2019.

Independiente del resultado, Rousseff o un alto portavoz del gobierno deberá pronunciarse después del proceso de votación que debe terminar al final de la noche de este domingo.

En la agenda oficial de Rousseff para este domingo no constan compromisos.

 

EFE

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