Los funcionarios de vida silvestre en Australia autorizaron sacrificar unos 10.000 caballos salvajes que pastan y recorren libres las llanuras de algunos parques naturales del país, lo cual ha desatado una polémica internacional de parte de la comunidad científica, entidades y personas que defienden la vida animal.

Los equinos son considerados en Australia una especie invasora por su alta tasa de reproducción, y los expertos aseguran han afectado varios ecosistemas de la región.

La polémica se inició luego de que se conociera el borrador de un plan preparado por el Servicio de Parques Nacionales y Vida Silvestre en Nueva Gales del Sur, que tiene como objetivo eliminar el número de caballos salvajes en el Parque Nacional Kosciuszko.

La idea es eliminar 10.000 aproximadamente, y dejar unos 3.000 ejemplares.

La población caballar en Australia está contabilizada, de acuerdo con un estudio de 2019, en más de 25.000 animales en estado no domesticado, es decir, en pleno salvajismo.

La mayoría viven en manadas en la región alpina de Australia, ubicada entre Nueva Gales del Sur (NSW), Victoria y el Territorio de la Capital Australiana, la ciudad de Camberra.

Los caballos salvajes son conocidos coloquialmente allá como ‘brumby’, y se caracterizan por su alta tasa reproductiva.
Una de las zonas demarcadas por el rápido crecimiento de esta población es el Parque Nacional Kosciuszko, en Nueva Gales del Sur, en donde hay registros de la presencia de más de 14.000 ejemplares.

Con este nuevo plan la idea es que la población de caballos permanezca en el 32 por ciento del área del parque.

Paradójicamente estos caballos o ‘brumbies’ fueron considerados en 2018, a través de una ley, “un valor patrimonial para preservar”.

Los identificaron como una especie culturalmente importante para el parque, a pesar de haber sido introducidos en el territorio por colonos europeos.