Vídeos de personas susurrando, dando golpecitos a diferentes objetos, haciendo ruidos con la boca o incluso “arañando” un micrófono, pero también cocinando o maquillándose, con el objetivo de relajar al espectador y ayudarle a dormir bien. El fenómeno del ASMR acumula cientos de millones de visualizaciones en YouTube, donde incluso se ha convertido en un subgénero en sí mismo, prueba de su éxito a escala global.
Con una simple búsqueda en Google de estas siglas aparecen casi 500 millones de resultados, reflejo de un interés al que no es ajeno España, donde el término ha registrado fuertes picos de popularidad, especialmente desde la pandemia.
Ana Muñoz, creadora del canal de YouTube ‘Love ASMR’, cuenta a EFE que lo descubrió hace unos nueve años, cuando el estrés de los estudios le dificultaba dormir. Cree que la gente busca en sus vídeos “un momento de desconexión después de una jornada intensa de estudio, trabajo o ambas cosas”.
“Se ha convertido en un hábito para mucha gente y eso hace que haya más creadores y más contenido”, comenta Ana, quien explica que entre lo que más demandan sus seguidores están los vídeos en el que ella los ‘maquilla’ o les hace sentir que están en un spa.
Los usuarios se ponen los auriculares, cierran los ojos, y disfrutan la respuesta sensorial que les produce sentir que alguien les está dando un masaje o acariciándoles el pelo, como si estuvieran en la peluquería. La ‘youtuber’ defiende que el ASMR es para utilizarlo sobre todo “por la noche antes de dormir o mientras se estudia”.
¿Pero qué significan las siglas ASMR?
La Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma (siglas en español de “ASMR”) es, según la neuropsicóloga Judit Subirana-Mirete, “una respuesta a un estímulo que nuestro sistema nervioso recibe, procesa y al cual da una respuesta”.
La doctora Subirana-Mirete, investigadora del CIBERSAM y el Parc Sanitari Sant Joan de Déu, precisa que la experiencia se caracteriza por una sensación de hormigueo en la piel. Este normalmente comienza en el cuero cabelludo y recorre la parte posterior del cuello y la parte superior de la columna vertebral.
No funciona igual en todo el mundo
“Mientras algunos pueden experimentar ASMR con estímulos visuales, otros lo pueden experimentar con estímulos sensitivos o táctiles”, apunta Subirana-Mirete.
Respecto a por qué algunas personas lo experimentan mientras que otras no, la doctora comenta que “igual que a unos les gusta el chocolate negro y a otros el blanco, con los estímulos de nuestro entorno sucede los mismo: para unos, dichos estímulos serán placenteros desencadenando ASMR”, mientras que para otros serán neutros y no desencadenarán reacción alguna. Incluso en algunas personas puede generar aversión o desagrado.
¿De dónde viene el ASMR?
Se cree que el término se creó en 2010 cuando Jennifer Allen, una chica que estaba intentando encontrar un nombre para describir la sensación física que le inundaba cuando escuchaba la lluvia, se cortaba el pelo o veía los vídeos de Bob Ross pintando, decidió acuñarlo.
“El nombre en sí es pseudocientífico y hay continuos debates acerca de si debería asignársele o no un nombre más técnico” explica Clau Nader, ingeniera de audio e investigadora en la Universidad de York, en declaraciones a EFE.
Nader decidió orientar sus investigaciones hacia el ASMR porque le fascinaba que fuera beneficioso para la salud mental de millones de usuarios. “Tiempo atrás tuve experiencias horrendas con medicación para epilepsia y antidepresivos, por ello quise dedicar parte de mi trabajo a explorar el potencial que tiene para beneficio de la comunidad y su salud mental”.
¿Cómo lo percibe la ciencia?
La Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma es una tendencia relativamente reciente, lo cual explica que aún no haya mucha producción investigadora al respecto. La doctora Subirana explica que “no existe una base neurológicamente bien descrita aún sobre el fenómeno, pero seguramente algunos neurotransmisores puedan asociarse a ese proceso al tratarse de sustancias cerebrales cruciales a la hora de inducir las sensaciones de placer asociadas”.
La doctora subraya que los estudios realizados hasta el momento permiten entrever resultados interesantes, pero el número es escaso y su replicabilidad aún es difícil.
Para Clau Nader, es comparable con prácticas como meditación o ejercicios de ‘mindfulness’. “Poco a poco hay más investigación y evidencia sobre el tema, desde observación ocular, hasta resonancias magnéticas y electroencefalogramas, pero queda un largo camino por recorrer antes de poder entender el fenómeno”, puntualiza.
Fuera de Internet
El éxito del ASMR ha crecido tanto en los últimos años que ha conseguido permear fuera de Internet. Ha saltado a escenarios con figuras como Amy Atkins, que adaptó sus vídeos a teatro en vivo inventando un personaje llamado Letitita Lickkit. De este modo, la experiencia pasa de la intimidad del hogar del espectador a ser algo colectivo.
El ASMR: Una tendencia en aumento
Como reflejan las búsquedas en Google sobre el ASMR, este tipo de contenido se encuentra en auge. “La búsqueda de placer está intrínsecamente ligada a nuestra especie, de manera que cualquier estímulo que nos lleve a obtener estas sensaciones placenteras tendrá un gran potencial para ser explotado”, razona la doctora Subirana-Mirete.
Por su parte, Nader señala que ahora es más fácil crear este tipo de contenido y también acceder a él: cada vez hay más y mejor acceso a Internet globalmente, a lo que se suma la facilidad para adquirir equipos de grabación profesionales.
La ingeniera e investigadora vincula el auge de este tipo de contenidos con la sobresaturación de los sistemas de salud a nivel mundial, lo que provoca que muchos lo vean como un último recurso: “Ya sea porque las listas de espera para terapia son eternas o porque los efectos secundarios de ciertas medicinas son contraproducentes para algunos, muchos han encontrado” en el ASMR una alternativa.
EFE