Tras varios días con un cuadro depresivo, Ariel Pedrozo Torres subió por una escalera de madera que estaba recostada a un poste de electricidad y en silencio se agarró a unos cables energizados, lo que le produjo la muerte inmediata en el barrio San Vicente de Soledad.

Rubén López, cuñado del fallecido, relató que la separación con su compañera sentimental afectó de manera muy visible al trabajador informal de 41 años, lo que derivó en la decisión fatal. “Ellos se dejaban a cada rato pero esta vez como que fue definitiva. Él me había dicho que ella le decía que estaba muy viejo para ella, que tenía tan solo 17 años”, relató López a las afueras de Medicina Legal.

De la relación habían nacido tres hijos pero, al parecer, la joven, menor de edad aún, consideraba que la diferencia de edades era grande y estaba pensando separarse definitivamente de Pedrozo Torres.

A las seis de la tarde del pasado jueves, en la calle 49 con carrera 2D, el hombre estaba en la entrada de su casa. Diagonal a su vivienda dos ‘marañeros’ estaban subidos a una escalera de madera reconectando la luz de una casa. Cuando terminaron su trabajo los hombres bajaron y dejaron su herramienta recostada al poste de energía.

Ariel Pedrozo Torres aprovechó el descuido de los marañeros y lentamente empezó a subir las escaleras, como quien sube los peldaños hacia el patíbulo. Los vecinos que se percataron de la situación intentaron detenerlo pero ya estaba en la parte más alta. Dijeron los testigos que en silencio, el suicida se aferró a los cables energizados y en cuestión de segundos la fuerza de la corriente lo envió al suelo, a donde cayó sin vida.

El fallecido tenía tres hijos menores de esta relación y cuatro de una relación anterior. Los vecinos lo recuerdan como una excelente persona que se dedicaba a trabajar como vendedor de paletas y frutas, “para darle lo mejor a su familia”.

Ariel Pedrozo Torres era oriundo del municipio ribereño de Margarita, en Bolívar.