El contratista Emilio Tapia, condenado por corrupción, optó finalmente por permanecer detenido en un calabozo de la Penitenciaría El Bosque de Barranquilla, que ser trasladado al Batallón Militar No.2  Francisco Javier Vergara y Velasco de Malambo, a donde él y su familia pretendían que lo recluyeran.

Para ser trasladado a la unidad militar Tapia y su esposa Natalia Morales presentaron una acción de tutela,  fallada a su favor.

Sin embargo, el teniente coronel Oscar Javier Fernández Gómez, comandante del Batallón, no quiso atender el mandato del juez teniendo en cuenta que la única celda disponible en el instalación militar estaba ocupada por la excongresista Aida Merlano, lo que imposibilitaba recibir a Tapia.

Este promovió entonces un incidente por desacato contra el coronel Fernández y su superior, el brigadier general Roger Gómez Herrera.

En este pulso permaneció unos tres meses tratando de conseguir el traslado a la sede militar, pero sorpresivamente detuvo el proceso y en definitiva se decidió  por la celda en la Penitenciaría.

En consecuencia, tras el desistimiento de Emilio Tapia y su familia, se revierte la sanción económica de cinco salarios mínimos y la orden de arresto por cinco días que había sido dada contra los oficiales castrenses al mando del Vergara y Velasco por no haber atendido el requerimiento judicial.