De una mina de piedra caliza, al nodo del desarrollo en el norte: el caso de Ciudad Mallorquín
El sueño de vivienda de más de 16.000 familias.
Habilitar el desarrollo urbano en equilibrio con el cuidado de los recursos naturales y el impacto económico es un hito que, desde Grupo Argos, se ha convertido en objetivo y motivación, y que ha partido de la propiedad histórica sobre una serie de predios en Barranquilla que antes tuvieron una vocación minera.
Uno de los ejemplos más latentes es el proyecto urbanístico Ciudad Mallorquín, ubicado en una zona privilegiada del departamento en el área metropolitana de Barranquilla y que pasó de ser una mina de piedra caliza que explotaba Cementos del Caribe, hoy Cementos Argos, a convertirse en el sueño de vivienda para más de 16.000 familias.
Ciudad Mallorquín es ahora un territorio referente no solo por un desarrollo urbano que representa el modelo de ciudad compacta que se impulsa en todo el mundo para mejorar la calidad de vida de los habitantes de las ciudades y reducir los impactos ambientales del modelo de urbes extensas, sino también en transformación paisajística y de vocación en el uso del suelo.
Su urbanismo da cuenta de cómo un espacio que antes estaba dedicado a la actividad extractiva de caliza, ahora, varias décadas después, sirve para solucionar parte de la brecha del déficit habitacional del departamento, permitiendo que las más de 1.000 familias que ya lo habitan, gocen de espacios verdes y sostenibles, ajustados a sus diferentes necesidades de movilidad, salud, ocio y bienestar.
Se prevé que en algunos años la población de este desarrollo ascienda hasta las 16.000 familias, no sin antes aportar al derrame económico sobre el Atlántico, generando 2.000 empleos anuales directos durante su periodo constructivo, atrayendo más de COP 2,5 billones en inversión y movilizando más de COP 3,5 billones en ventas de vivienda, lo cual representa un oasis en medio de la desaceleración sostenida del mercado inmobiliario en Colombia.
Este desarrollo le ofrece a la comunidad más de 130.000 metros cuadrados de espacio público y zonas verdes, además del parque más grande en el área metropolitana. Esto es un claro ejemplo de cómo es posible llevar a cabo ideas que potencien los espacios urbanos en pro del bienestar, permitiendo el acceso a zonas privilegiadas cercanas a importantes centros, como la Universidad del Norte, el Colegio San José de Barranquilla y el Club Campestre de Barranquilla.
En materia ambiental, el desarrollo Ciudad Mallorquín incluye un plan de compensación en el que se han suministrado más de 131.000 árboles de bosque seco tropical y plantado 432.000 árboles de especies nativas en Luriza, una reserva estratégica para el departamento del Atlántico, ubicada en el municipio de Usiacurí.
Esta área protegida constituye uno de los pocos relictos de bosque seco tropical en Colombia que cuenta con una figura formal de conservación. Adicionalmente, mediante la alianza con Conservation International Foundation se movilizaron recursos para la restauración y conservación, incluyendo la siembra de más de 100 mil plántulas de mangle.
Hoy, Ciudad Mallorquín es un referente de progreso, alegría y buen vivir.