Lucas Vázquez intenta sin éxito evitar el cuarto gol del Barcelona marcado por Raphinha.
Lucas Vázquez intenta sin éxito evitar el cuarto gol del Barcelona marcado por Raphinha.
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EFE

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Paliza del Barcelona al Real Madrid en el Bernabéu: 4-0 y líder indiscutible

Lewandowski con un doblete, Yamal y Raphinha marcaron los goles del equipo catalán.

El Barcelona firmó una exhibición en el Santiago Bernabéu (4-0), inédita desde el adiós de Leo Messi, con lección táctica magistral de Hansi Flick en su primer clásico, para confirmar su grandeza en una semana en la que saldó cuentas con el Bayern en Champions y asestó un duro golpe al vigente campeón de Liga en su estadio, un Real Madrid sin pegada que cortó su récord en 42 partidos sin perder.

El Real Madrid saltó con el objetivo de curar su mal de las primeras partes pero su salida en tromba cayó en continuos fueras de juego de Mbappé, deseoso de ser el gran protagonista en su primer clásico.

De la exhibición de liderazgo y pegada en la Champions transitaba a la frustración Vinicius de una acción que habría cambiado el rumbo. Porque al Real Madrid le faltó acierto en el remate. Mbappé perdonó un mal despeje en una salida de su área de Iñaki Peña, intentándolo a 30 metros sin encontrar puerta.

El plan de Flick funcionaba a la perfección. Rebajaba al máximo el peligro cerca del área de su rival y era cuestión de tiempo que una de sus llegadas acabase en gol. El técnico alemán encontró la clave en el descanso. Retiró a Fermín, introdujo a De Jong y adelantó a Pedri a una zona de mayor influencia.

Robert Lewandowski marcó doblete para el Barcelona.
Encontró un desplome inesperado del campeón en su estadio sin respuesta de Ancelotti en la pizarra. Desde una defensa que hizo aguas tras un arranque entre balones al limbo de Lunin. Con un centro del campo sin nadie que bajase el balón e hiciese jugar al equipo, dependiente más que nunca de una acción aislada individual de Vinicius o Mbappé. Y así llegó la diferencia entre una defensa coordinada en línea, la del Barcelona, a un mal ejemplo de posicionamiento. Un simple pase de Casadó sirvió para que Mendy se quedase enganchado y Lewandowski superase con facilidad en el mano a mano a Lunin.

Era el inicio de un recital. Las cuentas saldadas de los cuatro últimos clásicos de superioridad madridista con una superioridad aplastante barcelonista en el Santiago Bernabéu. En cuatro minutos el clásico quedó sentenciado. El tiempo que separó el doblete de Lewandowski, que alcanzó los 14 tantos en 11 jornadas con un testarazo libre de marca al pase medido de Balde.

Se olía la goleada porque con el Real Madrid volcado aparecían todas sus carencias defensivas con espacios. Lewandowski perdonaba dos clarísimas, la primera a puerta vacía chutando al poste, y entre errores en el remate de Bellingham, gafado este curso, y Mbappé, llegaba el tanto que convertía a Yamal en el goleador más joven de la historia del enfrentamiento, definiendo con calidad arriba, y el fin de fiesta azulgrana merecido por Raphinha en otro contragolpe letal que expuso todas las vergüenzas del campeón ante su afición.

EFE

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