Una de las imágenes que pasarán a la historia del deportes es sin duda la del holandés Tom Dumoulin bajándose desesperado de su bicicleta y deshaciéndose de su uniforme para irse a la vera del camino y evacuar sus entrañas, tras un percance intestinal en plena etapa reina del Giro de Italia, lo cual le costó más de dos minutos en la general.

Dumoulin, quien estuvo a punto de perder la maglia rosa, habló en la meta de lo que había pasado. Con la moral afectada y con el cuerpo descompensado, explicó, tal vez con mucho detalle, qué fue lo que le pasó.  

“Es bastante sencillo de contar: necesitaba frenar y bajarme de la bici porque, con perdón, me cagaba. Me encuentro mal, muy enfadado por el tiempo que cedí. Fue una complicación de la carrera, pero no pensé que influiría tanto en el resultado”, explicó el holandés.  

Sobre la polémica si hubo juego limpio de parte de Nairo Quintana y el Movistar, así como del Bahréin Mérida y Vincenzo Nibali, el líder dijo que no le parece mal lo que hicieron sus adversarios.

“Pasé un rato horrible. Escuché que el Movistar redujo un poco el ritmo. No creo que hicieran mal al continuar: la carrera iba lanzada. Y, por ejemplo, no se podía dar tres minutos de ventaja a Kruijswijk. Se trata de una situación muy difícil. No sé qué decir”, dijo.

Además dijo que el malestar tiró por el piso cualquiera de sus probabilidades de la etapa, pero que aún nada está dicho en su contra.

“Creo que, de no ser por los problemas gástricos, habría andado con los favoritos en la subida al Umbrailpass. Comencé a notar mal el estómago en la bajada del Stelvio. Debí parar y no hay vuelta atrás, simplemente afrontar con motivación los cuatro días de montaña que nos restan e intentar sacar toda la ventaja posible en la contrarreloj. Eso 30 kilómetros serán mi último recurso”, cerró.