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Kevin De Bruyne marcó un doblete en la victoria del Manchester City sobre el Crystal Palace.
Kevin De Bruyne marcó un doblete en la victoria del Manchester City sobre el Crystal Palace.
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EFE

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El City remontó ante el Crystal Palace y alcanzó al Liverpool en la punta

El equipo de Pep Guardiola ganó 4-2 como visitante.

Ocho goles en sus dos últimos partidos, disputados mientras descansaba el Real Madrid, su rival en cuartos de final de Champions, alimentan el poder ofensivo del Manchester City, obligado a un esfuerzo físico extra al tener que remontar en casa del Crystal Palace, bajo el liderazgo de un sublime Kevin De Bruyne y con Erling Haaland recuperando el olfato goleador.

Aumentó el City la presión al Liverpool, que visita Old Trafford el domingo, igualando los 70 puntos del líder. Cumpliendo con el papel de favorito en Selhurst Park tras un susto inicial. Un castigo recurrente al mal repliegue tras pérdida como punto débil del dominador equipo de Pep Guardiola que dio descanso a Bernardo Silva y Foden con la mente en el Bernabéu.

A buen seguro lo tiene anotado en rojo en su libreta Carlo Ancelotti. La opción de dañar con velocidad a un Manchester City que encuentra debilidad en su defensa de tres, desguarnecida en la pérdida de balón. Más aún si la comete uno de los defensores, como Stones el día de su regreso. Impreciso en el pase, lento para alcanzar a Mateta que definió con un derechazo inapelable que besó la madera antes de adelantar al Crystal Palace cuando se acariciaba el cuarto minuto del partido.

El gol no modificaba el guion del duelo pero exigía al City a un mayor desgaste del deseado. Fue De Bruyne el que inició el acoso al rival. Inventando a balón parado, encontrando el pase donde otros erraban y dejando uno de esos goles para enmarcar que restablecieron la igualdad.

Tuvo incidencia en el partido Grealish en la banda izquierda, sin ofrecerse al espacio, pidiéndola al pie pero dejando siempre gestos de alta calidad en acciones que acabaron en gol. El primero con menos mérito porque lo mereció todo De Bruyne, recibiendo el pase escorado al borde del área, lanzando un recorte para salir a la derecha y enganchando un disparo perfecto a la escuadra, al palo largo.

Por entonces ya merecía ganar el City que se topó de inicio con Henderson, salvador con el pie ante Julián Álvarez y con una mano abajo pegada al poste tras un zurdazo de Rodri. Ante la obra de arte de De Bruyne ya nada pudo hacer.

El resto llegó en dos acciones extrañas en Rodri, quizás por cansancio, único pilar del equipo que no ha descansado en los tres partidos en una semana previos al Bernabéu. Cometió una pérdida peligrosa en inicio de jugada que sólo el egoísmo de Ayew, en un tres contra uno que se jugó sólo para estrellarse en la cruceta, impidió el tanto. Más tarde con una cesión peligrosa del centrocampista español que resolvió Ortega con sangre fría. Regate sin espacio a Mateta de tacón.

Quitando esos sustos el partido estuvo siempre en dominio pleno del City. Los goles eran cuestión de tiempo y desgaste de un rival que corrió tras el balón. Tardó más minutos porque Haaland parecía obstinado en aumentar su mala racha goleadora. Le dejó sólo De Bruyne, castigando el único momento que el Crystal Palace adelantó metros, pero el gigantón noruego no superó de zurda el mano a mano ante Henderson.

Se desquitó en la segunda mitad, en la que los de Guardiola no quisieron extender la vida del partido. Nada más reanudarse el oportunismo de Rico Lewis, en zona de gol tras el pase picado de Grealish, remontaba el marcador. Pensar en la reacción del 'pequeño', sin posesión y con muchos metros que recorrer cuando la tenía, era una ilusión inalcanzable.

Así, perdonaron la sentencia primero Julián Álvarez, después Grealish, hasta que llegó el desquite de Haaland en un regalo de De Bruyne, sirviendo en bandeja el tanto con un pase con el exterior. El decimonoveno tanto al máximo goleador de la Premier que estaba necesitado antes de una de las citas que marcan la temporada.

Tuvo tiempo antes de descansar De Bruyne para dejar otra muestra de calidad en el cuarto tanto de su equipo, con un zurdazo seco tras la conexión de Grealish con Rodri, cada día más peligroso en área rival. Y Edouard sacó provecho de la relajación rival para cerrar el partido adelantándose a Rúben Dias en el primer palo firmando el 4-2 definitivo.

EFE

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