El Bayern Múnich, 'kaiser' indiscutible de la Champions más atípica
Ganó el mejor. Lo hizo con mano de hierro.
El Bayern Múnich ejerció de 'kaiser' indiscutible e indiscutido de la Liga de Campeones más atípica, marcada por la pandemia de la Covid-19 que se resolvió en Lisboa con una fase final a partido único desde cuartos y sin público.
Ganó el mejor. Lo hizo con mano de hierro. Venció en todos los partidos con Niko Kovac en el banquillo y con su sustituto, Hans Dieter Flick, que llegó a principios de noviembre como técnico interino y con sus nuevos métodos, su estilo y su esquema se afianzó hasta convertirse en uno de los grandes triunfadores de la temporada.
El Bayern fue un rodillo. Desde el primer partido, ante el Estrella Roja (3-0), acreditó su condición de gran aspirante al trono que ocupaba el Liverpool. Al Tottenham, que ejercía de subcampeón, le endosó, en la segunda jornada, un 2-7. Al Chelsea le liquidó en octavos por un global de 7-1.
Y al Barcelona, en el partido quizá más significativo de la presente edición, le humilló con un 8-2, ya en la fase final de Lisboa, que puso fin a un ciclo en el club español de la forma más dolorosa posible, con Leo Messi completamente abatido y planteándose su futuro.
En total, 43 goles para ganar sus once partidos, un registro histórico. En el que menos marcó fue en la final ante el PSG, que había alcanzado por primera vez el partido definitivo. No fue el 1-0 obra del gran artillero del curso, el polaco Robert Lewandowski, sino del héroe inesperado, un hombre formado en la cantera parisina y que había sido la gran novedad en el once de Flick, Kingsley Coman.
Fue el triunfo de todo un bloque, pero también de individualidades, el colofón a la campaña de jugadores como Manuel Neuer, Joshua Kimmish, el 'asistente' del gol, el chico para todo y que todo lo hace bien, de Thiago Alcántara, cada vez más maduro y determinante con la batuta en sus botas, del joven Alphonso Davies, de Leon Goretzka, de David Alaba, de Serge Gnabry.
Coman puso la guinda con el gol 500 del Bayern en la Liga de Campeones que significó su sexta corona, en la que releva al Liverpool, que entregó el testigo en el último 'partido de verdad', con público, en otro de los grandes choques de esta edición.
El encuentro de vuelta de los octavos jugado en Anfield, cuando la Covid-19 comenzaba a hacer estragos, fue otro de los grandes momentos del curso. El poderoso conjunto de Jürgen Klopp, que había caído en el Wanda Metropolitano ante el Atlético de Madrid por 1-0, rozó la remontada, pero emergió Marcos Llorente, otro héroe inesperado, para clasificar al Atlético de Madrid, que ganó tras la prórroga por 2-3.
El campeón decía adiós de forma prematura ante un Atlético que se convertía de nuevo en aspirante a luchar por el título. Pero el conjunto de Diego Pablo Simeone no confirmó su condición y sucumbió de forma desilusionante en cuartos ante quizá la gran sorpresa, el RB Leipzig del joven Julian Nagelsmann, un equipo atrevido y atractivo, como el Atalanta, que tras superar de forma milagrosa la fase de grupos finiquitó al Valencia y estuvo muy cerca de hacer lo propio en cuartos con el PSG, al que le salvaron dos goles al final.
El equipo parisino de Thomas Tuchel, guiado por la magia de Neymar, se plantó en la final tras superar en la fase de grupos al Real Madrid y acabar con los 'novatos', pero su multimillonario proyecto se quedó a tan solo un paso de firmar la página más brillante de su historia, aunque fue una dura oposición para el Bayern pese a que sus grandes estrellas, el brasileño y Kylian Mbappe, no tuvieron su mejor noche.
Junto al RB Leipzig y el Atalanta, el Olympique Lyon de Rudi Garcia fue la otra sorpresa, al alcanzar las semifinales tras deshacerse del Juventus en octavos y en cuartos del Manchester City de Josep Guardiola, había apeado al Real Madrid ganando los dos partidos por 2-1.
El conjunto de Zinedine Zidane, el más laureado con trece títulos, no pudo revertir en la vuelta, jugada ya en agosto, el 1-2 sufrido en el Santiago Bernabéu. Había ganado LaLiga el Real Madrid, pero en el Ettihad cayó víctima de sus propios errores, principalmente de un irreconocible Raphael Varane.
El pase del Lyon puso fin a los clubes ingleses, dominadores el curso precedente, y a las ilusiones de los 'citizens' de escribir historia. Ofreció un doble duelo franco-germano en semifinales. Pero aunque amagó de entrada perdonó al Bayern y el 'kaiser' se lo hizo pagar.
Individualmente fue el año de Robert Lewandowski. El incombustible '9' polaco marcó en todos los encuentros en los que participó menos en la final. 15 dianas en total. Al final no pudo con el récord de Cristiano Ronaldo, que logró 17 en una campaña cuando militaba en el Real Madrid. Además repartió seis asistencias, sin olvidar el tremendo y constante trabajo para el equipo.
El joven noruego Erling Haaland concluyó segundo en la tabla de artilleros con diez dianas, una más que Gnabry, y eso que el Borussia Dortmund se despidió en octavos ante el PSG.
Thiago Alcántara condujo al campeón bávaro con su gran visión y su fútbol de clase. Fue el mejor pasador de la competición. Un total de 794 pases completados durante el torneo, con un 93%, por delante de Kimmich. Pero es que el internacional español demostró más madurez, capacidad para ser importante con y sin balón en los momentos de la verdad. Todo un paso adelante para un jugador que tras la final se negaba a hablar de su futuro, de si continuará en el Allianz o cambia de aires, por ejemplo a Anfield.
En definitiva, brillante colofón, con un Bayern triunfador de una edición más que complicada, que empezó allá por el 25 de junio de 2019 en la capital de Kosovo, Pristina, con el triunfo del Feronikeli ante el Lincoln Red Imps gibraltareño en la primera semifinal de la fase preliminar, y que se resolvió en Lisboa por un sistema inédito que tuvo su atractivo aunque le faltó el alma del público en las gradas de La Luz y del Jose Alavalade.
EFE