“Vi a Gokú y fue un amor a primera vista”: Laura Torres, la voz que le dio vida al anime
Contó cómo construyó el personaje y de una de las escenas más memorables de Dragon Ball.
Laura Torres lleva más de treinta años entrando a los hogares de toda Latinoamérica, y aunque usted no la conozca en persona, ni su rostro le sea muy reconocible, solo con escuchar la palabra ‘Kame-hame-ha’ de su viva voz, seguramente que de inmediato la reconocerá y hasta puede que suelte una lágrima.
Ella es una reconocida actriz de doblaje mexicana, que supo ganarse un cariño a través de la interpretación de su magistral y más importante personaje, el querido Gokú en la época de niño de los adultos que hoy promedian en los 30 años, protagonista de la franquicia de ‘Dragon Ball’, que extendió su interpretación como los hijos de este, Gohan y Goten, en ‘Dragon Ball Z’ y regresó a darle la voz al protagonista en ‘Dragon Ball GT’.
Laura se encuentra en Barranquilla para hacer parte este domingo del evento Hiro-Con 2019, en Combarranquilla Country, que busca reunir 1.000 libras de concentrado para gatos y perros, para ser donados a diferentes fundaciones.
En este evento, Laura estará dando charlas y hablando de su experiencia en el doblaje donde ha interpretado a importante personajes y prestado su voz a grandes estrellas del cine.
“¡Puras guapas me dan, ay que miedo! He tenido la fortuna de doblar a Julia Roberts, Salma Hayek, Sofía Vergara, Angelina Jolie, Mila Jovovich, acabamos de hacer la película de ‘Terminator’ donde hice a Sarah Connor, a Charlize Theron, puras guapas te digo. Ahora soy directora de doblaje donde tengo la oportunidad de poner un granito de arena para los nuevos valores”, dice con su natural desparpajo a Zona Cero.
Su carrera empezó por el puro gusto de la curiosidad, cuando en la casa de un compañero de clases la vida le presentó la oportunidad de emplear su talento escondido: la actuación de voz.
“Yo estaba estudiando arte dramático justamente y la tía de un compañero mío nos dijo oigan hay una audición de doblaje. Yo siempre había tenido la curiosidad de hacer doblaje, entonces fuimos y éramos 16. La única que se quedó fui yo, me preparé un poco más y tomé un curso”, recuerda.
Dragon Ball y un amor de 30 años
Luego de estar ya realizando sus primeros trabajos en firme, Laura se tropezó con un personaje de grandes ojos, cabello puntudo, una cola de mono y siempre sonriente y dispuesto a dar la pelea. Era la obra del mangaka (escritor y dibujante japonés) Akira Toriyama y amenazaba con comerse a México y más tarde, toda Latinoamérica. Eso sí, primero la tuvieron que esperar 15 días, tiempo en que pudo cambiar la suerte de la franquicia.
“Para mí Gokú llegó de una manera inesperada. Yo estaba haciendo previo ‘Aventuras en Pañales’, que también era una serie que me encantaba hacerla como Tommy Pickles. Estaba haciendo esa serie cuando de pronto la señora Gloria Rocha que era la directora de doblaje de la serie original de Dragon Ball me invita y me dice ‘fíjate que tengo un personaje para ti’, le dije: ‘madrina’ disculpeme no puedo ir ahorita, y me respondió ‘te espero’. Pasaron 15 días y cuando llegué veo que es japonesa y yo no tenía la menor idea la verdad. Le dije que no, que esto era sangre y violencia, dijo ‘shhh, mira a quién vas a doblar’. Y sale un muñequito, un personaje chiquito con los pelos parados, una colita y con una ternura y la verdad que sí fue amor a primera vista” , recordó.
Ver a Gokú fue como un espejo para el alma de Laura. Le pareció ver en ese personaje muchos reflejos de personalidad. Pronto, los elementos fantásticos de la narración de la obra la terminaron por convencer del todo.
“Me enamoré no solo de Gokú, sino de todo el origen de la serie. Lo que gustó mucho de Dragon Ball es que, sí es un serie violenta, pero rescata valores muy importantes, de familia, amistad, lealtad, disciplina, de estar en contacto con tu mente y cuerpo, de preservar tu mundo, el medio ambiente que es tan importante. Me empecé realmente a enamorar de la serie”.
Laura se volvió más que la voz de Gokú, se volvió la voz de la franquicia. Prestó sus voz a todas las temporadas de la serie, jugando siempre un papel importante. Al punto que regresó en la tercera parte de la serie para ponerle voz nuevamente a Gokú.
“Cuando Gokú crece yo me fui muy triste. Pero de pronto me llaman otra vez, y me dicen ¿qué crees? ¡tuvo un hijo! (Gohan) y yo dije qué maravilla. Luego crece el escuincle y me voy otra vez. Y Luego me vuelven a hablar y ¿qué crees? ¡tuvo otro hijo! (Goten). Vuelve a crecer y ya me voy muy triste. Pero un día me hablan y me dicen qué crees? y yo: a ver, o tuvo otro hijo o Gokú se hizo chiquito y me dijeron ‘sí, se hizo chiquito’. Solo en Dragon Ball pasan esas cosas”, dijo con gracia.
¡Abuelito!
Dragon Ball estuvo llena de varios arcos argumentales. Siempre Gokú y sus amigos se vieron envueltos en desopilantes situaciones, en busca de las ‘Esferas del Dragón’, siete bolas de cristal marcadas con estrellas que concedían a través de un dios dragón un deseo a quien las pudiera reunir.
Sin embargo, en la inocente premisa de la serie, situaciones dramáticas se presentaban disfrazadas en medio de la fantasía. Entre ellas, la soledad de un Gokú, que hasta ese momento era un huérfano criado en las montañas y a quien su única figura familiar, su abuelo Son Gohan le había fallecido.
El reencuentro de estos dos personajes marcó uno de los momentos emblemáticos de la serie y que pidió un esfuerzo extra a todos sus intérpretes.
“Actuar significa jugar. Jugar a ser alguien que no eres, y verdaderamente desde que somos niños todos tenemos la capacidad de actuar, porque jugamos a los ladrones o a la mestra. Y sí, necesitas un técnica para poder interpretar”, resume Laura.
Torres destacó que buscó en su experiencias personales las sensaciones para alimentar la escena.
“En esa parte yo utilicé mi pensamiento emocional porque yo tuve una relación muy profunda con mi abuelo. Mi abuelito era un señor que yo amaba profundamente, era un señor que medía 1.90 y era flaquito, y entonces creo cada vez que lo veía yo le decía ‘abuelito’ (muy similar a como lo dice Gokú) y lo abrazaba y un día de tanto abrazarlo le partí una costilla. Cuando murió fue una pérdida importante”.
Por eso, se llenó de sentimientos muy profundos tan pronto la llamaron al estudio de grabación y le explicaron lo que iba a grabar.
“Cuando vi la escena, ay Dios... ¿A quién no le gustaría que milagrosamente alguien llegara y te dijera tienes dos minutos para estar con alguien que amaste mucho y poder volver abrazar? Y como en Dragon Ball todo es posible, en la escena cuando Gokú vuelve a ver a su abuelo así (sniff, sniff) ‘aquí hay un olor especial’ y su abuelo voltea y se quita la máscara ‘¡Abuelito, eres tú, abuelito!’. Yo era el personaje, pero también era Laura Torres volcando esta ilusión de volver a ver a su abuelo y a abrazarlo… pues lloré tanto que tuvimos que parar la grabación, se me constipó la nariz. Involucré mucho esa parte. Una vez un joven de dio las gracias pues su abuelo había muerto y no había podido llorarlo y cuando vio la escena lloró. Esa escena ha sido muy memorable”, aseguró.
Gokú, Laura y un solo cariño
El personaje se volvió una compañía de todos los días para toda una generación. La voz de Laura acompañó a los niños y niñas de toda Latinoamérica que muchas veces encontraban en los mensajes de Gokú la fuerza para superar las adversidades.
“Lo que pasa es que en doblaje tienes que ser muy hábil, porque no tienes mucho tiempo de construir: volteas, ves y te dicen ese eres tu: luego tu primera escena es ir a reconocer a tu hijo en la morgue. Es la primera, en frío tienes que ensayar, montar y entrar en personaje. Rápido. Tienes que hablar con verdad, eso es importantísimo. Si tu eres verdadero abajo, eres verdadero arriba. Para mí es importantísimo cuando piensas, sientes y la voz sale”, recomendó.
La clave de esa conexión fue que Laura transfirió a Gokú su mismo espíritu animoso de pequeña. Ella entiende lo que es la conexión con un personaje, pues lo vivió con Álvaro Tarcicio, la voz de ‘Popeye, el marino’, uno de sus personajes favoritos y a quien conoció y al escucharlo hablar se tuvo que ir a resguardar al baño para llorar de la felicidad.
“Gokú me gustaba mucho, porque sí hay mucho de mí ahí, hay una empatía muy grande. Cuando yo era una niña no me gustaba jugar con muñecas, me gustaba el triciclo, subirme a los árboles y me gusta mucho comer y entonces en la primera escena cuando está hablando y dice ‘hay tengo mucha hambre’ y que va arrastrando un pez, yo dije lo amo, esa soy yo”, dijo.
Laura recuerda con especial afecto todo lo que le cuentan los fans de la serie. Alguna vez uno le contó que su madre era enfermera, y que le dejaba a sus cinco hijos un vaso de leche y galletas antes de salir a trabajar en el turno de la noche, justo a la hora que se transmitía ‘Dragon Ball’ en México. Por eso la voz de Laura le recordaba el gusto de esas galletas y la leche que tomaba en su infancia.
“Dios me permitió hacer un personaje que yo nunca en la vida pensé que iba a traer acá a Barranquilla. A mi me enseñaron que una gente agradecida, es una gente bien nacida. Hay un público del otro lado, que a lo mejor no voy a ver nunca, pero están ahí y que merecen todo mi cariño y mi respeto”, cerró.
Todo este cariño que la acompaña a cualquier parte de Latinoamérica es lo que le ha valido su condición de artista. Y lo que la inmortalizado para siempre como el pequeño Son Gokú, que haciendo caso de que en Dragon Ball todo es posible, se encarnó una vez más para mandar un mensaje, a través de la voz de Laura.
“Pues yo te diría que estoy muy contento de estar aquí contigo, y con todos ustedes en este lugar maravilloso. Que les agradezco muchísimo que me hayan invitado aquí, que los quiero mucho y cada vez que estén tristes, contentos o como quieran estar, cierren sus ojos y digamos juntos: ¡Kame-Hame-Ha!”.