“No es fantasía, es realismo mágico”: así se llevó ‘Cien años de soledad’ a la pantalla
En el marco del evento ‘Perrenque Creativo’, la productora ejecutiva Carolina Caicedo habló con Zona Cero sobre el reto de adaptar la obra de Gabo a la televisión, sin traicionar su esencia literaria.
Llevar al lenguaje audiovisual una de las obras más emblemáticas de la literatura hispanoamericana no solo implica un reto técnico y narrativo, sino también una responsabilidad emocional y cultural de gran calado.
Justo así lo vivió Carolina Caicedo, productora ejecutiva de la adaptación de ‘Cien años de soledad’ para Netflix, quien compartió con Zona Cero los desafíos, decisiones y aprendizajes de este monumental proyecto en el marco del evento 'Perrenque Creativo', realizado en el Pabellón de Cristal del Malecón del Río.
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“Fue y sigue siendo una responsabilidad muy grande, porque evidentemente es una obra demasiado importante para Colombia y en general para Latinoamérica”, dijo Caicedo asegurando que, independientemente del reto que implicaba, desde el primer momento, el equipo asumió el proyecto con un profundo respeto por el legado de Gabriel García Márquez.
“Siento que la obra se llevó a cabo y se realizó con todo el respeto y con toda la profundidad del caso para poder llevarla a cabo, pues se trataba de la obra más importante del gran Gabo”, añadió.

El reto: traducir el realismo mágico sin perderlo
Uno de los mayores desafíos fue materializar en imágenes aquello que en el libro habita entre lo real y lo sobrenatural.
“Había dos puntos fundamentales: el paso del tiempo y poder llevar a cabo el realismo mágico de una manera que no lo convirtiera en fantasía. Porque les aseguro que el realismo mágico es algo que es muy del Caribe, muy de nuestra tierra, pero no es fantasía”, explicó.
Esa línea sutil entre lo cotidiano y lo extraordinario —tan característica del universo macondiano— exigió una mirada cuidadosa, arraigada en lo cultural y lo simbólico.
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En ese sentido, según Caicedo, al seleccionar los elementos narrativos que formarían parte de la adaptación, hubo aspectos que eran simplemente innegociables.
“Cosas a las que no podíamos renunciar, evidentemente el éxodo, todo el tema de la maldición y demás, eso siempre estuvo presente, es lo que representa a la obra y a Macondo”, señaló Caicedo, indicando que cada uno de estos símbolos fue tratado con una gran sensibilidad visual.

Una narrativa que desafía el tiempo
La organización de una historia que se mueve a través de generaciones, con múltiples personajes y saltos temporales, fue otro de los grandes retos de la adaptación.
“Este ha sido un trabajo complejo y de muchos años. Y cada parte suponía un reto, hasta la primera bajada de información del libro a los guiones, que fue hecha por José Rivera, un guionista puertorriqueño”, contó.
Una vez finalizada esta parte, un grupo de varios escritores profundizó en la estructura y el desarrollo narrativo.
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Macondo, entre el Caribe y el set
La serie fue rodada en varios lugares de Colombia, incluyendo escenarios naturales del Caribe.
“Estuvimos por Palomino, es decir por La Guajira y por muchos lugares de Colombia”, recordó.
Sin embargo, dada la magnitud de la historia y la necesidad de construir un universo propio, también fue indispensable levantar un set completo. “Teníamos que construir nuestros propios macondos para poder desarrollar la historia, es mucho tiempo de trabajo, entonces necesitábamos tener nuestro propio estudio”.
“Al finalizar esos viajes sabíamos que teníamos que tener como nuestro propio set, es decir teníamos que construir nuestros propios ‘Macondo’ para poder desarrollar la historia, porque se iba a requerir mucho tiempo de trabajo”, afirmó.

Disciplina, rigor y transformación
Este proyecto no solo dejó huella en la historia del audiovisual colombiano, también marcó a quienes lo hicieron posible.
En lo personal, Caicedo asegura que su mayor aprendizaje como productora fue entender la magnitud de la dedicación que requiere un proyecto así. “Es un trabajo que necesita mucha dedicación, mucha rigurosidad, mucha disciplina, lo podría definir así”.
Por eso, más allá del resultado técnico o estético, Carolina Caicedo quiere que los espectadores sientan lo mismo que impulsó al equipo desde el primer día: respeto.
“El libro siempre se ha manejado de una manera muy respetuosa y creo que más allá de que la adaptación guste o no, lo más importante es que se hizo como con todas las de la ley”, concluyó.