Acuarelas de Néstor Loaiza.
Acuarelas de Néstor Loaiza.
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La impronta de la acuarela de Néstor Loaiza, cronista de la vieja Barranquilla

Este 8 de octubre será la exposición virtual 'Ceñida de Agua Acuarelas de Barranquilla'.

Por Carlos Arturo Bell

Con una selección de acuarelas de la arquitectura más simbólica de Barranquilla, Néstor Loiza construye una narrativa visual en la que se puede apreciar, la singular historia de este ciudad, que durante gran parte del siglo XX se constituyó en el principal puerto marítimo, fluvial y aéreo de Colombia y en cuyas orillas se configuró una dinámica sociedad cosmopolita que posibilitó la llegada de la modernidad occidental al país.

En efecto, ese conglomerado humano barranquillero —pueblo de aluvión amalgamado de los sujetos y objetos que arribaban de ultramar por el mar Caribe, y del sedimento cultural y humano que arrastraba el río Magdalena como su destino final—se volcó en primera instancia, a imitar en la arquitectura , lo que los países de las metrópolis construían, tanto para reafirmar sus instituciones republicanas como para desarrollar las actividades industriales y económicas. De ese modo, se fue configurando una estética urbana que dio cuenta de esa variopinta sociedad cosmopolita.

Así que en gran parte de la muestra de estas magistrales acuarelas, Néstor Loaiza describe con sus pinceladas de colores la arquitectura ecléctica que se introduce en Barranquilla con referentes neoclásicos, neogóticos, neonazarí, historicismos ingleses y franceses con profusa en decorados con la que se construye esas imágenes urbanas nostálgicas de la Barranquilla de los primeros años del siglo XX.

Acuarelas de Néstor Loaiza.



Luego, en la medida en que avanzaba el siglo XX, la élite gobernante, progresista, cosmopolita de la ciudad, asumiría como suyos, los postulados modernistas que se gestaban en Occidente. De modo que varios arquitectos europeos, extranjeros (Manuel Carrera, Alfredo Badenes, Oreste Lenci) y algunos colombianos formados en el exterior, a partir de mediados de los años treinta, se ocuparían de materializar en edificaciones concretas, aquellas reflexiones y referencias sobre la vida moderna y su contexto espacial, que trascendían al público barranquillero. Incorporaron entonces nuevas expresiones arquitectónicas denominadas “protorracionalistas” por la historiografía contemporánea, como el art déco, el expresionismo alemán, el futurismo italiano o el modernismo catalán e introduciendo nuevas tecnologías constructivas, y el uso de nuevos materiales de construcción industrializados, presentes ahora como alternativas estéticas, que muy bien capta también el ojo y el pincel del maestro.

El agua que se requiere para trabajar las acuarelas, pareciera que es la materia prima indispensable, más elocuente, para poder captar el ánima de una ciudad que brotó en el delta de un río Magdalena fundido en el complejo universo del mar Caribe. Entre agua y tierra, mar y río, nacional y universal, Barranquilla recibió el aporte del mundo occidental que le ha ido permitiendo configurar esa materialidad que da cuenta de su identidad de ciudad moderna caribeña, colorida y dinámica .

Como diría el Joe Arroyo: “Del caribe aflora bella, encantadora con mar y río una gran sociedad”.

 

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