Jean Girigori, la pintora en Curazao que retrata la inocencia de las niñas
Sus cuadros reflejan lo que ha sido su vida.
Jean Girigori es una de las artistas más conocidas y queridas de Curazao. La pintora recibió a Zona Cero en su taller para contar la historia detrás de sus cuadros, llenos de niñas y peces, que simbolizan dos cosas importantes para el ser humano: la inocencia y la abundancia.
Sus cuadros, que los realiza hace casi 50 años, dicen mucho de la realidad del Caribe; en su mayoría son de niñas solas o en grupo que llevan un mensaje, que piden más atención de todos los adultos y que reflejan la crueldad de la vida, como dice su autora, “la que nadie quiere ver”.
Ella retrata la inocencia porque “es la perfección del ser humano. Si no es inocente; es un demonio”, añade. Ella sabe muy bien lo que significa para una mujer luchar por salir adelante desde niña y con la suerte en contra.
Las niñas las pinta en grupo porque “una sola es más vulnerable a un ataque, que a dos o que a cuatro. Ellas son niñas hormigas - así las llama- , van creciendo, se juntan en algunas etapas, las amiguitas y siguen su rumbo diferente”. Todo esto porque recuerda que fue atacada desde niña. “Llevo esto como un tatuaje en mi alma” “Esas niñas son aquellas a las que nadie les hizo justicia”, indicó la artista sobre.
Jean, a sus 72 años y con casi 10 mil obras, asegura, no quiere que ninguna niña o ningún niño en el mundo pase por lo que ella vivió y por eso sus obras transmiten el mensaje para que cuiden los niños. “Pinta el sufrimiento, pero también la felicidad, es un equilibrio, no todas las veces vamos a llorar la penitencia”, sostuvo.
Suerte y buena vibra
Cuando alguien llega a su taller, ubicado en Punda le piden un cuadro que traiga buena suerte y buena vibra. “Me preguntan, qué puedo poner en mi casa, les digo los peces que son símbolo de abundancia, de prosperidad, unidad y fuerza. Y esa multitud de que juntos podemos”.
Pero al revisar su taller y contemplar sus pinturas, otros se deciden por las niñas. Algunos llegan porque ven un cuadro en casa de un amigo y lo quieren parecido, pero cada uno de sus obras tiene un sello psicológico de la artista y no son iguales.
“La filosofía de la vida le es diferente a cada individuo, es una balanza entre su alma y lo vivido”, dice.
Volvió más fuerte
Jean perdió una de sus piernas hace 8 años, la operaron de una hernia discal y luego la atacó una trombosis venosa profunda. “Como que morí, conocí la muerte y transité por algunos espacios, siempre pinté en el hospital y en todos los sitios”, anotó.
Tras ese episodio en su vida, la artista, que está en una silla de ruedas, se volvió más valiente, más empoderada y más decidida para gritar en sus cuadros la realidad en todo el Caribe insular.
“Tengo que decirle al mundo que esto está pasando, de una manera un poco ortodoxa no cruda, cuando lo hecho, tengo obras en mi taller, a la que la gente le tiene miedo”, comentó.
Frente a su taller pintó varios murales llenos de peces y niñas alegres o tristes, a los que llegan a diario locales y turistas para tomarse fotografías y para ver sus cuadros. “Antes tenían miedo, ahora veo alegría en los ojos de quienes ven mis obras”, anotó.
Su hijo, a quien adoptó cuando era un niño, está orgulloso de ella. Es ingeniero de sistemas y vive en República Dominicana. “Cumplí mi tarea como madre y él no me debe nada”, anotó.
En su futuro, Jean Girigori quiere ver sus obras en retrospectiva. Quiere traspasar fronteras y que sus pinturas sean reconocidas no solo en Curazao y Holanda, o en los países donde las ha expuesto, sino en Suramérica, llevando el mensaje de justicia para quienes aún están siendo víctimas del abuso y el maltrato.