“Vayas donde vayas, nunca te vas a sentir como en La Troja”, fue una frase que Edwin ‘Guayacán’ Madera popularizó para sentenciar lo que significaba visitar su negocio, catalogado como “el mejor ambiente salsero de Barranquilla”.

Nuestras noticias en tu mano: únete a nuestro canal de WhatsApp y mantente informado de todo lo que sucede.

Para Madera, fallecido este lunes a la edad de 68 años, era un orgullo saber que La Troja se hubiera convertido en un referente de la ciudad como el Junior o el Carnaval. Precisamente se volvió habitual que grandes eventos carnavaleros tuvieran como punto de partida o de remate a este emblemático sitio ubicado en la esquina de la calle 74 con carrera 44.

“Uno de los grandes logros no es solamente estar en el corazón y la mente de los barranquilleros, sino convertidos en un símbolo de nuestra ciudad”, aseguró Madera en una entrevista concedida a Zona Cero.

La Troja nació en 1966 siendo, inicialmente, un restaurante de propiedad de la señora madre de Edwin, Zunilda Velásquez de Madera. Era un lugar muy visitado por latoneros y pintores que trabajaban en talleres cercanos. Un día cualquiera llegó un argentino, que almorzó allí durante varias semanas y la forma que se ideó para pagar fue con una radiola, con unos parlantes incorporados y un tocadiscos, a los cuales les agregó varios álbumes de tangos.

Doña Zunilda aceptó y Edwin empezó a escuchar tangos, pero más adelante fue viendo la posibilidad de ampliar la oferta musical, incorporando vallenatos y rancheras.

Ese deseo lo impulsó a tomar 440 pesos que retiró de un banco ubicado en el centro de la ciudad y se dirigió a Discolandia con el fin de comprar música para su negocio. Todo lo invirtió en eso, pero su mamá, en lugar de molestarse, aprobó la iniciativa.

Leer también: Falleció Edwin Madera, mánager general y propietario de La Troja

Edwin Madera siempre fue un apasionado por la música, pero confesó que la que más le apasionaba era la de las bandas bajeras de su tierra.

También le gustaba el vallenato, especialmente el de Diomedes Díaz, pero el 6 de agosto de 1980, cuando llegaron a Barranquilla las Estrellas de Fania para un concierto, su vida y su gusto musical cambió para siempre. Antes de eso, en La Troja sonaba porro, vallenato, merengue, tango y rancheras.

“Es lo que llamo una premonición. Mi mamá me dijo: ‘Yo quiero que tú vayas a ese concierto’ y yo la complací. Ese fue el día que marcó mi inclinación cien por ciento hacia la salsa. Héctor Lavoe fue el hombre que me lavó el cerebro”, contó Madera.

En 1996, cuando se cumplieron 30 años de La Troja, Edwin Madera decidió buscar un lugar donde trasladar el negocio, ya que donde estaba ubicado (carrera 46 entre calles 70 y 72) había quedado pequeño.

“Nos tocó comprar un negocio que existía en la 74 con 44 y empezamos a hacer la adecuación que está hasta nuestros días”.

Las exequias de Edwin Madera serán este martes 28 de octubre  a las 4:15 de la tarde en el cementerio Jardines de la Eternidad del Norte.

Su velación será a partir de las 9 de la mañana en la sala 3 VIP del mencionado cementerio.

Le enviamos nuestras condolencias a su esposa Darlin Celis y a sus hijos Ana Milé, Edwin Neil, Glenis, Adriana, Paula, Billie, Zunny, Indira, Yeneris, Iván y Juan David. 

Paz en su tumba.