“Hijo de tigre sale pintao”: la misión de Tahi y Diego para preservar el Carnaval de Barranquilla
Los reyes de los Niños 2023 trabajan para que la tradición se mantenga de generación en generación
El viernes 3 de febrero pasado, a las 4 de la tarde, Any Polo Marín, de 10 años, aguardaba ansiosa la llegada de los reyes del Carnaval de los Niños 2023, Tahiana Rentería y Diego Chelia.
Desde los 2 años Any es una apasionada bailadora —confiesa su abuela, Jaqueline Olmos— en el preámbulo de la presentación del ‘Paco Paco’, el homenaje a la cultura afro en la Casa del Carnaval.
En el rostro de la niña resaltaban el maquillaje y el disfraz colorido de la comparsa Selva Africana de Galapa, de la que hace parte desde 2021.
“Ella siempre ha bailado y qué mejor oportunidad que sea en Selva Africana, el grupo que nos representa”, dice Jaqueline.
La menor no pasaba desapercibida por el llamativo tocado de gorila y el rostro dibujado con las rayas amarillas y negras del tigre; el legado afro que corre por las venas de los carnavaleros y que se transmite de generación en generación, como pregona su majestad Tahiana.
Por eso la frase “Hijo de tigre sale pintao” es uno de los lemas característicos de la reina de los niños, que se ha dedicado a investigar sobre nuestras raíces para, a su vez, transmitírselos a las nuevas generaciones.
“Las rayas de la alegría no las podemos ocultar y es nuestra misión preservarla. Nuestro padre es el gran tigre, el Carnaval de Barranquilla”, dice la estudiante de sexto grado del Colegio Karl C. Parrish en uno de los videos publicado en sus redes sociales.
Confiesa que de su padre, el expelotero de grandes ligas Édgar Rentería, heredó la disciplina; y de su mamá, Jennifer de Ávila, “tratar de hacer de todo al mismo tiempo”.
En el caso de Diego confiesa que las “rayas” del amor al baile vienen del lado de su abuela, Nuris Peña, quien fue reina del Carnaval de la tercera edad en el 2015; mientras que de sus papás, Inés María Acosta y Gunter Chelia, la persistencia para ir tras los sueños.
Agenda real
Los reyes de Carnaval de los Niños realizan, en promedio, seis visitas diarias entre colegios, izadas de bandera, entrevistas con los medios de comunicación y ensayos para lo que será la coronación de hoy en la Plaza de la Paz.
Está pendiente además el Desfile de los Niños mañana domingo. Toda esa multiplicidad de actividades sin dejar de lado las infaltables tareas escolares, un compromiso al que nada le importa Carnaval y reinados.
Zona Cero acompañó a los reyes del Carnaval de los Niños 2023 a un recorrido para conocer de cerca lo que es una agenda real de estos dos portadores de la salvaguardia de nuestro patrimonio, a los que los une además el amor por la tradición.
Ella hace parte de la Academia de Danza Julie de Donado, mientras que él es capitán de los Cumbiamberitos de San José desde hace cinco años.
Carnaval es inclusión
La primera visita de esa tarde fue a la IPS Centro de Integración Sensorial para el Autismo y Desórdenes del Desarrollo (Cisade), a donde llegaron al ritmo de ‘La rebuscona’, la célebre cumbia de la autoría del maestro Pedro ‘Ramayá’ Beltrán, el gran homenajeado de la Guacherna de anoche.
¿La misión? Además de disfrutar el ‘carnavalito’, Valentina, Luciana, Gabriel y José iban a recibir sus coronas como soberanos de Cisade.
En ese amplio salón burrero se desbordaba, además de alegría y baile, el ingenio y la creatividad de los disfraces que cada uno lució. ¡La ocasión lo ameritaba!
Al fondo de la ceremonia, una amplia pared fue decorada con mensajes alusivos a la inclusión.
“El miedo es la discapacidad más grande de todas” y “No soy menos capaz, solo aprendo diferente”, se leía, mientras la flauta de millo, el guache, tambora y maracas no dejaban de sonar.
En la rueda de cumbia, uno de los más entusiastas fue José Janna, quien se convirtió en el “parejo oficial” de la soberana de los niños durante el baile.
Su majestad la tradición
De los reyes del Carnaval de los Niños lo que más se destaca es que no solo irradian y transmiten alegría por donde van, sino que aprovechan cada encuentro para resaltar la importancia de amar y de preservar nuestro Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad declarado por la Unesco en 2003.
Lo más representativo de esa convergencia de los pueblos y culturas amerindias, europeas y africanas que se vio en Barranquilla lo palpamos en los ensayos previos al Festival de Danzas Especiales y de Relación que ese día se cumplió en la Plaza de la Paz.
Tras bambalinas, Tahi y Diego interactuaron con micos y micas originarios de las Américas, el congo africano y el paloteo, (de origen español), y apreciaron géneros musicales tan nuestros como la cumbia, que les corre por sus venas.
Allí los hermanos Sebastián y Geraldine Ferrer, del Paloteo Mixto del barrio El Triunfo de Soledad, les enseñaron a manejar los palos a Tahi y a Diego, como lo hacían los criollos cuando se enfrentaban a los españoles en la época de Independencia.
Luego Camilo Barceló, de ‘Son la Verraquera - Baile la Escoba’, les explicó sobre la tradición de esta danza especial fundada hace 25 años, integrada por jóvenes entre los 11 y 25 años que visten atuendos femeninos como una protesta por la casi nula inclusión de la mujer en los diferentes danzas y otros grupos en el siglo pasado.
La herencia afro
La siguiente parada fue la Casa del Carnaval, en donde prevalecía la herencia africana no solo con bailes sino con gastronomía y peinados.
Allí estaba, por ejemplo, Nora Herrera, del barrio El Valle, una palenquera que desde los 8 años aprendió de sus ancestros la elaboración de bollos.
En uno de las salas, el profesor Hugo Diazgranados, quien personifica al querido ‘Joselito Paco Paco’ desde hace 19 años, animaba a los más pequeños a dibujar la magia multicolor de la fiesta.
Afuera, en el área de pintucaritas, Cristian Suárez, de Selva Africana, le dibujaba las rayas del tigre a Santiago Santodomingo de las Marimonditas de Montecristo.
“¿Vamos a salir en Zona Cero?” le preguntó emocionado el niño de 11 años al reportero gráfico Cristian Mercado.
A escasos cinco metros, las integrantes de Naox, un grupo artístico y cultural del barrio Ciudad Modesto, rodeaban a los reyes del Carnaval de los Niños para posar para la foto.
De este grupo de mapalé, dirigido por Lucely Gutiérrez, hacen parte niños y niñas entre los 5 y 12 años.
El profe Julio Adán, el artífice de todo
Si hay algo en lo que coinciden Tahi y Diego es en el valioso apoyo que han recibido del profesor Julio Adán Hernández, quien lideró la iniciativa del comunicador social William Guerrero de organizar el Carnaval de los Niños,
Los dos soberanos se unieron en agosto pasado al proyecto comunicativo-educativo Voz Infantil y Hola Juventud, que ha sido clave en la experiencia que viven desde que fueron nombrados.
Por eso, con justa razón, el profesor Julio Adán ha reiterado que con el paso de los años el Carnaval de los Niños se convirtió en un modelo pedagógico en las fiestas patrimoniales, en el que los más pequeñitos son los principales protagonistas del proceso de aprendizaje de las tradiciones.
Ya no van en la cola de los diferentes grupos, como ocurría hace más de tres décadas.
Así lo han entendido Tahiana y Diego, dos defensores de nuestro patrimonio que esperan seguir cumpliendo esa misión como lo hicieron sus ancestros.
“Hijo de tigre sale pintao”, repiten con enorme sonrisa.