Con fe y música, las Comunicadoras Eucarísticas “viven el evangelio”
Buscan llevar la palabra de Dios a los jóvenes, su principal objetivo.
El enorme amor que sienten por Dios, es la labor pastoral de las Hermanas Comunicadoras Eucarísticas del Padre Celestial, religiosas consagradas a evangelizar a través de los medios de comunicación y la música.
Llegar a los corazones de los jóvenes es su principal objetivo, por ello, sus canciones combinan letras con mensajes espirituales y sonidos pegajosos “para todos los gustos”.
Las hermanas Hellen Michelle, María Alejandra y Ana María, son tres de las integrantes del grupo que “evangeliza por medio de este hermoso instrumento que es la música”.
‘Ay doctor’ es el más reciente tema con el que las religiosas desean invitar a las personas a que dejen sus males y demás cargas al doctor supremo, es decir, Jesús.
Las hermanas comentaron que la canción “nace de la necesidad de sanar no solo las enfermedades físicas sino las enfermedades del alma”, sosteniendo, “muchas veces buscamos al médico en el chamán, en la brujería, en la superstición (…) pero no buscamos lo que verdaderamente necesitamos, del amor de Dios que nos puede liberar”, precisó la hermana Ana María.
A la hora de componer las canciones, comienzan el proceso creativo pidiendo la presencia del espíritu santo. Acto seguido, agarran una guitarra, un piano, “lo que pueda darles un sonido” para dejar fluir las letras que Dios plasma en ellas.
“Nos gustan muchos géneros, en especial los que transmiten alegría, también los que lleven a la oración a un encuentro personal con el señor”, aseguró la hermana Hellen Michelle.
Tratan de ser muy prudentes a la hora de escoger los ritmos para que no generen en las personas que escuchan su música, movimientos obscenos, típicos de canciones que “no llenan el alma”.
Pop, balada, rap, salsa, cumbia, tropipop, merengue, son los ritmos que suelen utilizar para llegar “a todo el mundo”, misión que les llena el alma y que añoran seguir haciendo por mucho tiempo.
Su sede central está ubicada en Valle del Cauca, lugar del que vez en cuando emigran para “predicar, dar conciertos eucarísticos, momentos de alabanza, reflexión, oración, meditación y un poco de dinamismo” con intención de todos sientan que “es posible ser alegre viviendo el evangelio”.