Como "carpinteros de Santa Claus", ancianos fabrican juguetes para donarlos en Navidad
Han confeccionado hasta unos 4.000 juguetes, entre carros, camiones, saltamontes en ruedas y cuerdas de saltar.
Los miembros de una asociación de California, en su mayoría ancianos y veteranos de las Fuerzas Armadas de EE.UU., se han convertido en "carpinteros de Santa Claus" y han elaborado miles de juguetes de madera, cuyos destinatarios serán niños enfermos o en situación de desamparo.
La asociación Carpinteros del Condado de Orange, fundada en 1981, desde hace años convoca a cientos de voluntarios para fabricar juguetes y en la edición de este año ha confeccionado hasta unos 4.000 juguetes, entre carros, camiones, saltamontes en ruedas y cuerdas de saltar, que estos días son embalados en cajas para ser enviadas a organizaciones caritativas locales.
"Muchos de estos niños no tienen mucho, a veces este es el único juguete o el único regalo que tienen para la Navidad", dijo a Efe Bill Rogers, de 82 años y director del programa de juguetes de la organización.
"Le toca a uno el corazón ver a estos chicos, que no creen que les estás regalando estos juguetes", agregó.
Veterano del Ejercito, Rogers aprendió carpintería en la escuela secundaria y, ya de adulto, fue instructor de carpintería en un centro educativo para en la actualidad ser responsable dentro de la asociación de la confección de unos 40 tipos de juguetes.
Canguros, sapos, cunas para muñecas, aeroplanos, tanques, camiones de bomberos y locomotoras son otros de los artilugios que fabrican los voluntarios, cada uno de ellos con una media de cinco horas de trabajo, y algunos con fines específicos.
"A organizaciones como la Alianza para Niños Ciegos les damos juguetes (...) que hacen un sonido, se mueven, les ayuda como un artefacto terapéutico, es algo más que un juguete", explicó Rogers, quien agregó que elaboran otros que animan a niños en cuidados especiales.
Recordó que fue desde la fundación de la asociación que sus miembros comparten la afición por hacer juguetes de madera, pero no fue hasta 1989 que iniciaron la producción en serie tras ser instruidos en "cómo hacer dinosaurios y dragones", y ello motivó la producción de los primeros 125 que regalaron a niños en Navidad.
Rogers cifró en unos 70.000 los juguetes que han construido en los últimos 20 años, los cuales empiezan a ser embalados desde finales de noviembre para ser distribuidos a hospitales pediátricos, centros para niños quemados, centros para niños con cáncer y programas para menores víctimas de abuso, entre otros.
"Los chicos (los reciben) con lágrimas, la gente que trabaja con ellos también. Se le derrite el corazón a uno de ver toda la bondad que sale de esto", reconoció Rogers.
José "Pepe" Ulloa, de 73 años, veterano que sirvió en la Fuerza Naval estadounidense en 1965 y uno de los voluntarios que participa en esta iniciativa, aseguró a Efe que "entre los carpinteros de Santa Claus" él es uno de los más jóvenes.
Este carpintero de raíces mexicanas construye juguetes porque "no se le ha olvidado lo que es ser niño", y dijo que los que elabora con los otros miembros de la asociación, simples y sencillos, "ayuda mucho a la imaginación".
"A estos juguetes nunca se le acaban las baterías, mientras uno tiene energía el juguete tiene baterías", añadió.
Ken Crandall, de 75 años, cree también que con una muy buena imaginación de por medio estos juguetes clásicos, y una alternativa a los cacharros de plástico que predominan en las estanterías en estas fiestas, pueden ser fuente de mucha diversión.
"Yo tuve juguetes cuando era niño, tuve regalos de navidad, regalos de cumpleaños y yo sé que algunos niños no", declaró a Efe Crandall, un dentista jubilado que en un taller levantado en el patio de su vivienda fabrica saltamontes de madera.
"Ahora que tengo tiempo para dedicar a trabajar la madera y hacer juguetes, siento que eso es lo que debo de hacer", indicó, para confesar luego que se siente bendecido por haber tenido padres que se esforzaron para que no sufriera carencias.
"Algunos niños no tienen nada y poseer algo, es un gozo para ellos", afirmó Crandall.
Iván Mejía-EFE