Él supo marcar un antes y después en la historia del vallenato. Carlos Vives, un artista samario que ha llevado con orgullo el haber nacido en una ciudad de gente cálida y con un don de servicio indiscutible, hoy celebra los 30 años de un álbum que le dio identidad a su amada 'Provincia': 'La tierra del olvido'.  

Grabada en las hermosas playas del Parque Tayrona, con la Sierra Nevada de testigo y unas melodías para enamorar, 'La tierra del olvido' fue ese documento sonoro que definió una generación y una forma muy particular de mirar hacia adentro. 

Y es que de las 11 canciones que componen la grabación, cinco son versiones de vallenatos, cumbias de gaita y tamboras, mientras el resto fueron escritas por los músicos que en ese momento conformaban 'La provincia'.  

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"Grabar este álbum fue una gran felicidad como de sentir que encontraba mi camino como artista, de esa rebeldía, de romper ciertos cánones que ya nos había fijado la industria para nuestras proyecciones tropicales, de sentir que formaba parte de todo eso, porque al final hace 30 años hacíamos muchas cosas. No estábamos soñando con irnos", aseguró en entrevista con Zona Cero.  

Carlos Vives, como bien lo dice, "fui más allá de lo que estaba permitido en nuestro género". Y es que el artista fue auténtico y en 'La tierra del olvido' dejó la formalidad a un lado para empezar a trazar un camino lleno de fusiones.  

"Era muy especial el momento porque era como enfrentar lo nuestro, como que todo lo que te marcaba la industria iba para allá. Entonces cuando tú tomas ese camino en la vida es porque poco te importa de esas cosas establecidas en la música para buscar ese ser artista. Yo hice música de todo porque al final era un artista auténtico con muchos, chancletas. Camisas manga corta, era yo siendo rebelde", aseguró.

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Egidio Cuadrado y Ernesto Ocampo, el legado que perdura en el álbum 

Si hay dos personas que con sus instrumentos dieron identidad a 'La tierra del olvido' fueron el maestro Egidio Cuadrado, acordeonero y compadre del Carlos Vives, y Ernesto Ocampo, un guitarrista auténtico y leal.  

Su creatividad y la forma en el que le aportaron a este álbum, hoy el artista samario lo recuerda con agradecimiento, pues con ellos pudo compartir "tantos años de éxito".  

 "Yo escogía a mi compadre Egidio en la vida porque era el más campesino de todos los músicos. No sé si era el mejor, pero sí el más virtuoso. Yo amo de mi compadre lo que me dejó en mis discos. Él nunca dejó de ser el guajiro sembrador de café que lo llevaban a la Sierra Nevada", dijo. 

"Y Ernesto, míralo cómo está en el diseño de 'La tierra del olvido. Tiene un manto arhuaco, tiene un manto kogui y era como que se hiciera realidad ese sueño que un kogui fuese el guitarrista eléctrico de mi banda. eso era realmente ser diferente. Y llegó porque nos unió la vida y de verdad se convirtió en el mambo de la música. Así lo reconocen hoy los grandes mamos de la Sierra Nevada", agregó. 

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Remasterización 

Hay canciones que se quedan en la memoria y corazón de quienes con solo escuchar las primeras melodías vibran al son de ellas.  

Esas son 'Pa' Mayté', un himno de 'La tierra del olvido' que eriza con las notas de la gaita y ‘Agua’, una canción de identidad que, por los 30 años de este álbum, el artista samario decidió remasterizar al lado de “grandes DJ”.  

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“Ellos hicieron dos versiones increíbles y fíjate cómo las versiones que se han hecho así de alguna de mis canciones, como ‘Fruta fresca’, se le han vuelto a dar la vuelta al mundo en estos nuevos sonidos. En ‘Agua’ por ejemplo para mí aun 30 años después tiene un mensaje muy vigente”.  

El artista puntualizó que este álbum ha sido para su carrera como ‘una foto familiar’. “Fue aquí cuando empecé a recobrar mi familia, lo que éramos y seguimos siendo aun 30 años después. ‘La tierra del olvido’ fue un álbum inspirador para las nuevas generaciones. Puse mi sello rockero, empezamos a tumbar muros que nos había hecho mentalizar la industria musical”.

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‘500 años Santa Marta’ 

El pasado, el presente y el futuro en una canción que recorre los mejores paisajes de Santa Marta, una ciudad donde en cada esquina está escrita la historia de Carlos Vives.  

‘500 años’ es un homenaje a su tierra, por lo que quiso convocar a colegas samarios como Lalo Ebratt, Bomba Estéreo, Yera, Estereobeat, Laura Maré, Olga Lucía Vives, L’Omy, Gloria Torres, Paola Lacera, Rashid Zawady y los niños arhuacos.  

“Santa Marta ha sido de una musicalidad increíble en su historia, lo que me tocó en mi infancia, lo que está pasando hoy, la realidad musical de la ciudad es maravillosa, con tantos artistas que están saliendo nuevos, recordar a aquellos que ya no están, era importante recrear esa sonoridad, es la banda sonora de toda la campaña que acogió la ciudad, que presentamos desde la Fundación Tras la Perla, Santa Marta, Ciudad del Origen, Corazón del Mundo, y había que llevarlo a la banda”, señaló el artista.  

Pescaíto, el centro histórico, la Casa de la Danza, la Catedral Basílica, la Bahía y Teatro Santa Marta, entre otros, son algunos de los lugares emblemáticos de Santa Marta que aparecen en ‘500 años’, destacando la historia y modernidad de la ciudad. 

“Yo intentaba hacer una canción para Santa Marta y que más que son sus 500 años, no había que desaprovechar la oportunidad histórica de la celebración para contar la historia que desconocemos de Santa Marta, entonces crear la banda en esos nueve minutos que nos va a pasar por una sonoridad, por el momento de Santa Marta de ayer y de hoy”, indicó.  

Solo basta con escuchar el coro de la canción: “porque la Sierra del mundo entero es el corazón, yo me quedo en Santa Marta. Fue ‘La Ramada’ de pueblos libres una nación. Yo me quedo en Santa Marta. Que del encuentro de nuestra historia he nacido yo, yo me quedo en Santa Marta”, para sentir que en esta ciudad se respira historia.