Carlitos Medina, el juglar venezolano
El joven radicado en Barranquilla ha llevado la música vallenata por el mundo con cantos propios en su voz y al mismo tiempo detrás del acordeón.
Cuando Carlos Medina comenzó a soñar con convertirse en un exponente de la música vallenata, siendo un niño en su natal Maracaibo, en Venezuela, casi que sin darse cuenta inició una formación tan integral que le permitió cantar, componer y tocar el acordeón.
Era el inicio de la década del 2000 y con vestigios integrales de buen músico, con apenas 8 años, ya visionaba llevar su música, aunque foránea, a los rincones del mundo donde más pudiera, lo que ha convertido, de manera natural, en todo un juglar: el juglar venezolano de las melodías que componen el vallenato de la costa norte colombiana y cuya meca está ubicada en Valledupar, capital del Cesar.
Para nadie es un misterio que dicho género se ha tomado el mundo ya hoy sin obstáculos fronterizos que le impidan llegar a más personas y capturar fanáticos como ocurrió con ‘Carlitos’, como también lo llaman por cariño por su menuda presencia.
“‘Sabía que quería recorrer el mundo con mi acordeón terciado al pecho. Por eso, cuando tuve uso de razón comencé a prepararme y ya cosecho logros importantes que me han ido mostrando el camino a seguir en esta bella música como lo es la vallenata”, destacó el joven músico.
Y es que ‘Carlitos’ se dio cuenta de que el trabajo iba a ser extenuante, pero no dudó en prepararse sin tregua para hacerse famoso en los festivales vallenatos más importantes de Colombia, como el de la Leyenda Vallenata, que se lleva a cabo cada año en Valledupar, donde quedó en el octavo puesto, siendo el único venezolano en presentarse.
Su camino lo inició siendo parte del grupo Las Estrellas Vallenatas, solo, detrás del acordeón. Con esa propuesta musical impregnó de cantos amenizados con caja, guacharaca y el instrumento arrugado a todo su país. Extenuantes recorridos en el sistema de transporte que tocara, desde los más modernos hasta los más rupestres, llevaron un adolescente Carlos por cada rincón de Venezuela.
“Llevé con el grupo los vallenatos clásicos de tradición y los que ya me cautivaban de los años 90, los de estrellas como Diomedes (Díaz), Poncho (Zuleta), Iván Villazón y Los Betos. Prácticamente me convertí en un promotor de estos grandes artistas colombianos en mi país”, relató.
Fue en 2007, en la feria de La Chinita, de las más importantes de Venezuela, cuando su sueño comienza a tomar más forma, pues se presenta en la tarima de Expozulia donde interpretó un tema con el mismo Diomedes Díaz, su ídolo. Luego, en la Sala de espectáculos del Gran Bingo Maracaibo, alternó con ‘El Cacique’ y con Iván Villazón, otro de sus cantantes a seguir.
El joven venezolano también se le midió a estar en el Festival Cuna de Acordeones de Villanueva, La Guajira, el segundo más importante de Colombia después del de la Leyenda Vallenata, y tras una gran actuación como representante de Venezuela, trajo consigo a su país un reconocimiento por su excelente participación, siendo el primer extranjero en presentarse en dicho evento, y donde fue bautizado por Israel Romero como ‘El pollito’ del acordeón.
“Ahí sentí que había nacido para esto. Desde entonces no he parado mi preparación y quiero más en este importante género musical, que los colombianos me vean como uno más y entiendan que por estar tan cerca somos casi que lo mismo”, amplió Carlos, quien en la tarima deja toda su energía mientras toca el acordeón y la vez canta.
Hoy radicado en Barranquilla, tras reconocer la vocación cultural e industrial de esa ciudad, ‘Carlitos’ prepara nuevo material para entregar en medio de esta pandemia que le impidió continuar con presentaciones entre Colombia y Venezuela, así como en los Estados Unidos, a donde también ha llevado su talento, como lo hizo varias veces en el The Calle 8 Music Festival, entre otros.
“Estoy en Barranquilla, una gran ciudad que ya conozco y que me ha abierto sus puertas. La música me ha dado cosas muy bonitas, por ejemplo, en Miami, Estados Unidos, le abrí el concierto a Fonseca y a Mau y Ricky, algo que todavía no olvido. También he podido alternar con maestros como Elvis Crespo, entre muchos otros, y voy por más con el favor de Dios”, manifestó.