Mariela Ortiz Dueñas, sobreviviente al cáncer de mama.
Mariela Ortiz Dueñas, sobreviviente al cáncer de mama.
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18 años de lucha quedaron atrás: Mariela Ortiz venció el cáncer de mama

Esta tomasina fue diagnosticada con la patología a sus 42 años. Cuenta que el apoyo de su familia fue fundamental durante el proceso de recuperación.

Hablar de cáncer de mama cada vez se vuelve más común. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad representa el 16% de todos los cánceres en pacientes femeninos, pues 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida. 

Este fue el caso de Mariela Ortiz Dueñas, una mujer de Santo Tomás, que siempre ha estado dispuesta a contar su historia de resiliencia, fe y esperanza, pues 18 años después de su diagnóstico fue dada de alta. 

Fue una mañana, un 11 de febrero del 2007, bañándome, me tropecé con el jabón en el seno y formé todo el escándalo del mundo. Yo dije, ay, me tengo una bolita en el seno. Me bañé y fui donde el médico, él me dijo, no, no te preocupes, de pronto es falta de vitamina, tómalas por tres meses, y vamos a mandarte unos estudios”, manifestó. 

Esta patología se produce cuando células normales se transforman en células tumorales a través de un proceso en varias etapas que suele consistir en la progresión de una lesión precancerosa a un tumor maligno. 

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Mariela Ortiz Dueñas, sobreviviente al cáncer de mama.

Ortiz Dueñas explicó que semanas después le molestaba el lado derecho del pecho, por lo que insistentemente acudió donde el profesional de la salud para que le realizara un examen más profundo. 

Algo en mí decía que las cosas no estaban bien, necesitaba que me mandaran a hacer algún estudio más profundo. Y él me dice, pero tú eres como muy acelerada. Y yo le dije, no, es que yo sé que yo tengo algo. Y fue cuando él me mandó una ecografía mamaria y como resultado fue fibroadenoma, más nada”. 

Se ha determinado que la detección precoz del cáncer de mama incide notablemente en la modificación del pronóstico de la enfermedad, incrementando las posibilidades de curación hasta en un 100%.  

Pasaron cuatro meses para que el médico le mandara a hacer una biopsia y el resultado le cayó como “un balde de agua fría”.  

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“El 17 de julio de 2007 me realizaron la biopsia como resultado cáncer de mama grado 4. Un cáncer agresivo. Ahí comenzó mi odisea. Mi hijo fue quien recibió la noticia, la vida me cambió cien por ciento. Yo tenía 42 años cuando me diagnosticaron el cáncer”. 

Contó que no sabía a qué “monstruo” se iba a enfrentar, pero tenía claro que este diagnóstico era una prueba que “Dios le había puesto y que debía salir victoriosa”.  

La vida se me vino encima y cada vez que iba a citas eran malas noticias, los oncólogos me decían que no había nada que hacer, que tenía un cáncer muy desarrollado, pero yo siempre estuve positiva”, dijo. 

Mariela Ortiz junto a su familia, pilar fundamental durante su diagnóstico.

“Me veía al espejo y no era yo” 

Entre lágrimas y muy sensible, Mariela Ortiz recuerda que su proceso no fue nada fácil, luego del diagnóstico empezaron las quimioterapias y radioterapias, un evento que marcó su vida.  

Las reacciones de la quimio sentía que cada día me estaban llevando y yo tenía muchas ganas de vivir. Ese veneno me estaba consumiendo, fueron dos años donde me realizaron 18 quimios, y 35 radioterapias para contrarrestar el cáncer”.  

A raíz del tratamiento, se le cayó el cabello y las pestañas. Fue ahí donde las pelucas hicieron parte de su vida.  

“Mi hermana me trajo unas pelucas y me decía, 'María, póntelas que usted es bonita', pero sentía que no era yo, me veía en el espejo calva y con peluca, sentía que era otra persona”, manifestó.  

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“Cualquier mañana me levanté y tiré todas las pelucas y decidí salir sin nada en la cabeza. Si la gente se iba a burlar de mí, eran las pruebas que Dios me ponía”. 

Mariela sostuvo que además de los dolores físicos de la enfermedad, que la obligaban a tomar 100 gotas de morfina al día, es la mente lo que más se afecta. 

Es un momento en que te paralizas. Cuando me diagnosticaron mis hijos eran jóvenes. Daniela tenía 16 años, Manuel 18 años, pero todo valió la pena, siento que el desafío, por tomar los medicamentos más horribles del mundo y estos tratamientos que son bien fuertes, fue salir adelante por mis hijos. Ese apoyo incondicional que tuve de ellos, mi hermana, mi cuñado y de mi esposo y de muchísimos amigos fue lo que me dio valor para enfrentarme a este reto”. 

Mariela Ortiz Dueñas, sobreviviente al cáncer de mama.

Amputación de seno 

Un año después de ser diagnosticada y con mucha incertidumbre de cómo acabaría la historia que estaba escribiendo, el 8 de febrero 2008 los médicos decidieron amputarle un seno “radicalmente”. 

Cuando llegué al consultorio me encontré con una respuesta aterradora, no estaba preparada para esto, no estaba en mis planes quedarme sin un seno. Aceptarme fue demasiado difícil”.  

Con la voz entrecortada, Ortiz Dueñas subrayó que duró un año sin salir de su casa, no se dejaba curar la cicatriz de nadie, ella misma se hacía todo. 

Entré en depresión por primera vez en mi vida, yo me arrodillaba y le decía 'Dios, Señor, dame la fortaleza para yo aceptarme sin senos'. La vida se me estaba yendo, las mujeres somos muy vanidosas y verme así me estaba afectando”, dijo. 

“Yo tenía que salir adelante por mis hijos y por mí, y un día cualquiera salí sin senos. Y ya no me importó que otro me viera. El apoyo de mi familia fue muy fundamental. Por un año dejé de hacer mi vida, no fui la misma persona”, añadió.  

A pesar de todas las dificultades por las que tuvo que pasar, Mariela Ortiz, se siente orgullosa de haber vencido al “monstruo”.  

Estoy feliz, agradecida con Dios por ser tan bueno y demostrarse su bondad, soy testimonio de vida para todas las mujeres que están pasando por esta situación. Es dolorosa y cruel, pero con una mente positiva las cosas pueden cambiar”

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