La maldición de la marquesa muerta de Queensberry: de prodigio del violín a prostituta adicta
El caso estremece a los diarios londinenses.
Cual si fuera una historia de ficción, con un trágico final, los diarios ingleses promocionan la historia de Lady Beth Douglas, hija del marqués de Queensberry, quien pasó en pocos años de su vida de ser una de las mejores intérpretes del violín en el Reino Unido, a morir por una sobredosis de droga mientras incursionaba en el negocio de la prostitución.
Todo esto es asociado a la llamada 'Maldición de la familia Queensberry', la cual, según resaltan los medios británicos, llevan perdiendo a integrantes de forma, cuando menos, peculiar. Ya estas alturas, hablan de muertes raras y destinos torcidos.
El ejemplo de Lady Beth Douglas de Queensberry es tan solo el último de ellos, pues lo tiene todo en cuanto capta a la audiencia: cuna de oro, dinero, talento, belleza, sexo, drogas y una muerte trágica de la protagonista.
Lady Beth recibió a sus 15 años un diploma de una de las prestigiosas academias de arte y música del Reino Unido, donde se le certificó como un prodigio del violín. Un instrumento que sus familiares recuerdan, tocaba como un ángel.
No debía ser nada raro, como toda jovencita de la más alta alcurnia de la exigente sociedad inglesa, miembro de la familia real, todo lo que se esperaba de ella a esa edad era que comenzara a cultivar todos sus dotes en la cultura.
Lo que nadie esperaba es que por esos mismos años comenzó a experimentar con la marihuana, la cocaína y hasta el éxtasis. Allí empezó el descenso al infierno de la que era una bella damita del jet-set británico.
Los años fueron pasando y sus familiares se dieron cuenta que la situación se salió de las manos, por lo cual la mandaron a un centro de rehabilitación para intentar que abandonara su adicción. Pero fue para peor.
"Según su exnovio, siguió consumiendo tanto cocaína como éxtasis, que mezclaba con diversos medicamentos recetados por sus médicos", reseña el diario ABC, quien reprodujo la historia para el español.
El mismo diario dice, que luego de que a la muchacha le cortara el flujo de dinero, en diciembre del año pasado abrió una cuenta de Twitter, bajo el perfil de 'Goddess Candy', donde ofrecía cibersexo y hasta vendía sus prendas íntimas.
Sin embargo, esto no fue suficiente, por lo cual comenzó a extender sus servicios a la prostitución directamente, concertando citas con hombres por redes sociales y luego atendiendolos en el departamento que compartía con su novio de aquel momento, el cual la abandonó al poco de darse cuenta de lo que pasaba.
El capítulo final de esta historia llegó hace pocos días, cuando Lady Beth asistió a una exclusiva fiesta en un barrio de ricos en Londres llamado Notting Hill, organizada por un traficante de drogas local.
Allí, en medio de la música y el licor, Lady Beth dio rienda suelta a su adicción con una combinación mortal de cocaína y heroína que la hizo entrar en lo que pareció un profundo sueño y que terminó por ser un paro cardíaco letal.
La historia de la dama de alta sociedad convertida en esclava de las drogas ha suscitado intenso debate en Reino Unido sobre cómo la juventud está siendo expuesta al problema de las drogas. Por unos días, el Brexit quedó relegado a segundo plano.