Con su fallecimiento ocurrido este lunes en la Casa Santa Marta en Roma, a las 7:35 a.m. (hora local), el Papa Francisco deja un vacío en la Iglesia católica y en el corazón de millones de personas.

Más allá del duelo, su partida ha abierto una reflexión profunda sobre el legado que deja este líder espiritual que rompió esquemas y modernizó la visión pastoral del Vaticano.

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“Francisco fue un Papa profeta”, expresó en exclusiva a Zona Cero Humberto Grimaldo Durán, investigador asociado del Archivo Apostólico Vaticano y profesor titular de la Universidad Simón Bolívar. “Nos recordó a los grandes de la Biblia, como Elías, Ezequiel o Zacarías. Su voz fue la del amor, no solo en palabras, sino en acciones concretas”.

Desde que asumió el pontificado en 2013, Jorge Mario Bergoglio —el primer Papa del continente americano— tomó decisiones que desafiaron tradiciones centenarias.

Rechazó vivir en los lujosos apartamentos pontificios, prefirió una residencia sencilla, usó una cruz de hierro en lugar de joyas y vistió siempre su sotana blanca sin ornamentos.

“Nosotros tuvimos un gran Papa diplomático que fue Pío XII, un gran Papa pastor que fue Juan Pablo II, un gran Papa intelectual que fue Benedicto XVI… Pero tuvimos la feliz oportunidad de tener al Papa Francisco, el Papa profeta, un hombre que nos dejó un legado de humildad y amor”, aseguró el académico.

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“Este Papa también nos entregó una visión ecoespiritual con su amor por la casa común, y nos dejó claro que la verdadera humanidad solo se logra a través de la hermandad. Esa fue su gran enseñanza: que solo siendo hermanos podremos ser verdaderamente humanos”, agregó.

Una mirada distinta, incluyente y valiente

Francisco fue, ante todo, un líder cercano. Su lenguaje, sus gestos y decisiones lo convirtieron en una figura profundamente humana.

Lavó los pies de reclusos, abrazó a personas con discapacidades, instaló duchas para habitantes de calle en el Vaticano, defendió a los migrantes y se negó a condenar de forma tajante a personas con orientación sexual diversa.

Si bien no modificó la doctrina oficial de la Iglesia sobre temas como el matrimonio homosexual, fue reconocido como un Papa dispuesto al diálogo.

También fue contundente frente a los escándalos de pederastia en la Iglesia: pidió perdón en nombre de la institución y reclamó vergüenza para la cúpula que los encubrió.

“Independientemente de los temas que puedan generar polémica, Francisco nos enseñó el verdadero amor de Cristo, que es amar la diferencia y reconocer al otro como parte de nosotros mismos. Nos enseñó que todos somos pobres en algún sentido, y que es en la pobreza donde está la grandeza del alma humana”, reflexionó Grimaldo.

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Dolor en el Vaticano y preparación para la sucesión

La noticia del fallecimiento del pontífice fue anunciada este lunes por el cardenal Kevin Joseph Farrel con estas palabras: “Con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco”.

Tras el anuncio, la Santa Sede se declaró en sede vacante, lo que significa que la Iglesia queda sin su pastor principal y el gobierno eclesiástico pasa al Colegio Cardenalicio.

“El ambiente en Roma es de tristeza. Todos los ciudadanos estamos acompañando el luto mientras el Vaticano prepara el funeral y el cónclave. Este es también un momento de recogimiento, en el que el Espíritu Santo es invocado para iluminar la elección del nuevo Papa”, explicó el investigador.

Para Humberto Grimaldo Durán, la figura de Francisco marcó un punto de inflexión en el rol del pontífice moderno, y eso debe pesar en la elección de su sucesor.

“El próximo Papa debe representar a toda la humanidad, como lo hizo Francisco. Él no fue un Papa argentino ni solo latinoamericano, fue un Papa del mundo. Esa visión global e incluyente debe continuar”, afirmó.

El proceso de elección del nuevo pontífice iniciará tras los funerales y el novenario. Será el cardenal Camarlengo quien convoque oficialmente al Colegio de Cardenales para llevar a cabo el cónclave.

“En este ambiente de profunda tristeza, pero también de espiritualidad, esperamos que sea el bien común el que prevalezca”, añadió Grimaldo.

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Con la muerte de Francisco, la Iglesia Católica no solo pierde a su líder, sino a un hombre que le devolvió la cercanía a millones de creyentes y no creyentes en el mundo. Su estilo pastoral, su compromiso con los desfavorecidos y su incansable llamado a la paz y al respeto por el planeta lo convirtieron en una figura transformadora.