Centro de vacunación contra el Covid-19, en Londres.
Centro de vacunación contra el Covid-19, en Londres.
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EFE.

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Falta de personal médico por variante ómicron amenaza servicios básicos en Reino Unido

Más de 18.000 empleados del sistema público de salud en Inglaterra están fuera de servicio por motivos relacionados con el Covid-19.

La oleada de bajas por enfermedad en el Reino Unido, donde esta semana se han superado los 100.000 contagios diarios de coronavirus, amenaza servicios básicos como la sanidad y el transporte, especialmente en Londres, epicentro de la expansión de la variante ómicron.

Más de 18.000 empleados del sistema público de salud en Inglaterra estaban de baja por motivos relacionados con el Covid-19 el pasado  19 de diciembre, según los últimos datos oficiales, un 54 % más respecto a una semana antes.

"El NHS (sanidad pública) está en modo de guerra. La plantilla está luchando contra la ómicron, inyectando cientos de miles de dosis de refuerzo de la vacuna cada día, tratando a miles de pacientes covid graves y atendiendo urgencias de otras dolencias. Todo eso, mientras vemos un preocupante y cada vez mayor absentismo por el coronaviurs", afirmó el director médico de la sanidad inglesa, Stephen Powis.

La crisis de personal ha llegado también al transporte. Cientos de trenes han sido cancelados en los últimos días, cuando grandes cantidades de personas se desplazan durante el periodo festivo para reunirse con sus familias.

Uno de cada veinte servicios ferroviarios en la red británica fue cancelado en los siete días previos al lunes, según datos de la patronal The Rail Delivery Group, que estima que el 8,7 % de los empleados del sector estuvieron de baja en ese periodo.

La capital británica es por ahora el epicentro de la epidemia de ómicron en el Reino Unido. En los últimos siete días se han disparado casi un 50 % las hospitalizaciones por coronavirus en la ciudad y es la zona con más porcentaje de bajas laborales.

Cerca del 14 % de los médicos y el 12 % del personal de ambulancias no pueden acudir a sus puestos, ya sea porque están infectados con coronavirus o bien porque deben aislarse tras haber estado en contacto cercano con un contagiado.

Mantener la movilidad en la capital es otro de los retos que presenta la oleada de ómicron. El ayuntamiento de Londres ha decidido cerrar hasta enero una línea completa del metro, la Waterloo and City, y emplear a sus conductores para mantener abierta la línea Central, una de las principales arterias de comunicación de la ciudad.

Cerca de 500 empleados del suburbano londinense, sin contar al personal de oficina, están actualmente de baja.

EFE. 

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