Brasil inicia su año olímpico cercado por la crisis política y económica
La economía del gigante sudamericano podría arrastrar a otras economías de la región.
Brasil inicia en 2016 su año olímpico, pero los juegos de Río de Janeiro, los primeros que se celebrarán en Sudamérica, están cercados por una aguda crisis política y económica que ha eclipsado los preparativos.
La elección de Río como sede olímpica, en 2009, se produjo en un clima de euforia económica y estabilidad política en Brasil, un panorama antagónico al que el gigante latinoamericano enfrentará este año.
El clima de fiesta con el que los brasileños esperaban recibir los Juegos Olímpicos de 2016 se ha visto contaminado por el pesimismo ante la delicada situación que atraviesa la mayor economía de Latinoamérica.
Brasil comienza el año con una salud debilitada: una economía hundida, un gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y una crisis política que amenaza a la presidenta, Dilma Rousseff, con la apertura de un juicio político con miras a su destitución.
La suma de malos augurios ha desplazado de la primera página la atención sobre los Juegos Olímpicos, el segundo gran evento deportivo que Brasil acogerá tras celebración del Mundial de Fútbol 2014, y colocar en ella la batería de malos datos económicos que el país ha registrado en 2015.
Las previsiones del mercado financiero indican que el producto Interior Bruto (PIB) del país se contraerá en 2015 alrededor de un 3,70 %, el peor resultado en los últimos 25 años, y la tendencia bajista continuará este año, para cuando se espera una contracción del alrededor del 2,80 %.
Los analistas del sector privado coinciden en que la recuperación de la economía brasileña no será posible este año si no se encuentra una salida a la crisis política en que la que está inmersa el país y que acecha la popularidad de la presidenta Rousseff.
A lo largo de 2016, la mandataria deberá recabar apoyos para evitar que su indomable base aliada permita la apertura de un juicio político con miras a acortar su segundo mandato, el cual asumió hace exactamente un año después de ganar por un estrecho margen las elecciones de octubre de 2014 frente al opositor Aécio Neves.
El trámite del juicio político fue autorizado a inicios de este mes por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, pero la Corte Suprema identificó algunos "errores de procedimiento" y ordenó que todo el proceso sea reiniciado, lo cual ha quedado pendiente para este febrero, cuando concluirá un receso parlamentario que comenzó el pasado día 22.
Cunha, quien también enfrenta un juicio político en la Comisión de Ética de la Cámara, es miembro del oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del vicepresidente, Michel Temer, pero como otros dirigentes de la formación ha pasado a engrosar de forma personal las filas de la oposición, lo que podría complicar la vida política de Rousseff.
Los problemas políticos también han impedido en 2015 la aprobación de gran parte de las medidas del paquete de ajuste fiscal que el Gobierno lanzó para sanear la débil situación del país, por lo que la jefa de Estado tendrá como asignatura pendiente conseguir el soporte del Congreso para llevar a cabo su plan económico.
En medio de una inflación próxima a los dos dígitos, un aumento de los índices de desempleo y una restricción al crédito, la incertidumbre política y económica ha llevado al real brasileño ha depreciarse más de un 48 % el pasado año.
El dólar llegó a romper su máximo histórico en Brasil en 2015 y cruzó por primera vez la barrera de los 4 reales, un valor que ha sido sobrepasado en repetidas ocasiones durante los últimos meses del pasado año y que se espera que lo continúe haciendo en 2016.
A pesar de los efectos negativos que el aumento del dólar tiene sobre los precios en el mercado interno, la apreciación de la moneda estadounidense podría favorecer la llegada de más turistas a los Juegos Olímpicos de Río, una ventana en la que Brasil también podrá mostrar al mundo lo mejor de sí mismo.
EFE