Los iraníes celebraron este lunes tímidamente el Sizdah Bedar, el Día de la Naturaleza, dado que esta festividad persa que se celebra con picnics al aire libre coincidió con el Ramadán, en un nuevo roce entre el severo islam de las autoridades del país y el desapego de parte de la población hacia las tradiciones religiosas.
El Sizdah Bedar es una de las festividades más populares, alegres y coloridas de Irán y tiene lugar el día 13 del mes de farvardín del calendario iraní, lo que marca el fin de las vacaciones de Noruz, el año nuevo persa.
En esta fecha, millones de iraníes prácticamente trasladan sus salones a parques, plazas o al campo para pasar la jornada comiendo, jugando, descansando y disfrutando del aire libre, desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la tarde.
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Este año, sin embargo, el césped del extenso parque Mellat, en el norte de Teherán, no estaba totalmente cubierto con alfombras, cojines y teteras como en otras ocasiones ya que la festividad coincidió con el Ramadán, cuando no se permite comer ni beber durante el día.
Además, coincidió también con el aniversario de la muerte de Ali, primo y yerno de Mahoma, y primer imán de los chiíes, rama del islam mayoritaria en Irán.
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Los días previos al Sizdah Bedar, medios estatales anunciaron que los parques cerrarían hasta la hora del iftar -ruptura del ayuno- para respetar el Ramadán y el aniversario de Ali, pero, más tarde, las autoridades anunciaron que no se echarían candados a los espacios verdes.
Acto de resistencia
En medio de esta confusión, cientos de valientes aprovecharon la soleada mañana para retozar en el parque Mellat y otros espacios verdes de la capital iraní, en lo que para algunos es un gesto de desobediencia civil.
“Cuando escuchamos decir a algunas autoridades que se iban a cerrar los parques, decidimos venir en un acto de resistencia y protesta”, dice a EFE Maryan, una maestra jubilada de 58 años.
La profesora cree que el ayuno debe de ser una cuestión personal, que no se debe imponer desde el Gobierno.
“El que quiera que se quede en casa y ayune, y el que quiera celebrar el Día de la Naturaleza que se venga a un parque”, afirma esta mujer.
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Maryan asemeja celebrar esta jornada al acto de quitarse el velo, un gesto de desobediencia civil que practican muchas mujeres desde la muerte de Mahsa Amini en septiembre de 2022 tras ser detenida por no cubrirse bien con un hiyab.
A su lado, su marido asiente mientras da sorbos a una taza de té, un delito durante el Ramadán en el país regido por el líder supremo de Irán, Ali Jameneí.
A su alrededor, grupos de personas juegan al fútbol o al bádminton, mientras otros comen sin aparentes remordimientos.
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Fiesta persa
No lejos de allí, Mahbube defiende su derecho a celebrar las tradiciones persas anteriores al islam.
“El día de la naturaleza es una fiesta milenaria persa. Para mí es más importante celebrar esto que los eventos religiosos”, asevera esta ama de casa de 48 años que está acompañada por varios miembros de su familia.
La mujer explica que no cree que los creyentes en la religión estén equivocados, simplemente pide libertad: “Cada uno debe de ser libre de elegir lo que quiere hacer”.
En otro rincón del parque, un señor tiene ante sí un gran Corán y reza mientas a su alrededor los demás se divierten.
“Yo he traído mi Corán al parque. Aquí puedo cumplir mi compromiso con la religión y también celebrar el Día de la Naturaleza”, explica a EFE Mahdi, guía turístico de 43 años.
“Yo creo que la gente debe tener libertad para decidir lo que quiere hacer”, afirma.
EFE