Siguiendo la percusión de los barriles, los bailadores empiezan tras saludar al tambor primo a realizar movimientos conocidos como piquetes en el género puertorriqueño de la bomba, que surgió del sincretismo de la cultura taína, africana y española, y que ahora está más presente que nunca en la isla.
De este ritmo reivindicativo, que nació entre los esclavos de Puerto Rico, hay actualmente de media más de doce eventos semanales en la isla, donde las nuevas generaciones le llaman "bombazo" y se han mostrado muy interesadas por aprender a tocar y bailar este género musical.
Para Omar Sánchez, bombero en el grupo Son del Batey desde hace 24 años, "es bien impresionante" la explosión de eventos, sobre todo tras la pandemia de la covid-19, recordando que cuando él empezó era de los pocos que tocaba frente al público.
"Hay veces que hay bomba en dos sitios a la vez y eso no pasaba cuando yo estaba empezando, en absoluto", subraya a EFE Sánchez, también conocido como "Pipo", uno de los artistas más veteranos del género.
"La diferencia en estos nada más dos años es demasiado, yo ni lo puedo creer, es como que guau, increíble", agrega "Pipo", sentado frente al barril fabricado con piel de cabra antes de comenzar a tocar junto a su grupo.
El género musical de la bomba está compuesto por los pasos básicos que toca el tambor buleador o seguidor, junto con el sonido del instrumento cuá (golpeo de la madera del tambor con palos) y la maraca, y la improvisación del tambor primo que sigue los más de 21 ritmos, entre ellos sicá, holandé y yubá, que le indica el bailador.
No es casualidad que la bomba esté de moda
Victor Emanuelli, de 46 años, se interesó por la Bomba a los 8 años de edad influido por sus hermanos mayores y más tarde descubrió que su bisabuelo era un gran tocador.
"Esto no es por casualidad, es porque muchas personas, me incluyo en esas personas, llevamos muchos años trabajando con esto", indica a EFE Emanuelli, que imparte clases de percusión de los tambores de bomba desde hace 25 años.
EFE