Pueblos indígenas preservan tradiciones con prácticas deportivas
Para preservar sus tradiciones y procurar el "buen vivir" de las comunidades indígenas, miembros de cinco pueblos ancestrales colombianos pusieron a prueba en Medellín sus habilidades en prácticas como tiro de cerbatana, subida al árbol y resistencia en el agua.
El primer reto para los participantes fue adaptarse, en medio de una gran ciudad, a escenarios desconocidos para intentar replicar las actividades que en sus regiones realizan de forma cotidiana.
Lisildo Domicó, del pueblo embera-katío, viajó con su larga cerbatana y unos cuantos dardos para desafiar a otros competidores. No tuvo rival en los III Juegos Departamentales Indígenas de Antioquia, que organiza la Organización Indígena de Antioquia (OIA). Su técnica y puntería despertó la curiosidad de los visitantes en la Unidad Deportiva de Belén, donde libró una particular batalla.
Cerbatana vs. tiro con arco
Después de confirmarse como ganador, Domicó enfrentó un desafío con un arquero en el campo de tiro con arco. Con su instrumento ancestral acertó varias veces en la diana, pero el pulso finalmente lo ganó Santiago Cruz Cantor con su arco recurvo y puntos imposibles de igualar.
"Fue muy bueno para mí participar con mi bodoquera (cerbatana). Me falta entrenar más porque él está muy bueno en puntería. Es fuerte con su arco", dijo a EFE Domicó, miembro del resguardo de Las Playas, ubicado en Apartadó, quien compartió con su contrincante parte de su técnica.
El secreto, según explicó el lanzador, es "tapar con la boca todo el hueco para que no se salga el aire y soplar". También reveló que los tiradores tiene una conexión espiritual con su cerbatana y nadie más puede utilizarla.
Al final del particular duelo, Cruz Cantor se rindió ante la habilidad del competidor indígena, al señalar que "no es sencillo lo que hace" y detallar que "no tiene un punto de referencia, pero logra tener puntería. Dispara a sensación, me da la impresión. Fue interesante verlo y competir".
De pescar en el río a competir en una piscina
En resistencia en el agua, el principal rival fue el frío de la piscina en el complejo acuático. A varios de los participantes los obligó a salir, pese a tener todavía pulmón para soportar. Así lo sintió Alfredo Rosario, integrante de la comunidad indígena El Pando, en el municipio de Caucasia, en la región del Bajo Cauca, el primero en claudicar.
"Sentí un frío que subió de los pies a la cabeza, y me tuve que salir", relató el indígena del pueblo zenú. No alcanzó a llegar al minuto, pese a que en las quebradas y en las lagunas en las que pesca para alimentarse logra mejores registros al sumergirse.
Para Rosario, de 42 años, "fue muy diferente a lo que uno hace en la zona, cuando uno sale a pescar. El agua y el clima son diferentes. Cuando salimos a pescar puede durar un minuto y 20 segundos, aunque cuando hay mucho pescado uno se emociona y puede llegar a casi dos minutos".
"Como comunidades indígenas tenemos a personas capaces de participar. Es muy importante para los jóvenes porque mantenemos las tradiciones", apuntó el líder.
En primer lugar finalizó Abelito Bailarín Carupia, de la comunidad indígena Guagua de Murindó. De rodillas duró bajó el agua dos minutos y nueve segundos, mientras era alentado por la delegación Atrato Medio, a la que dedicó la victoria.
"Sabía que iba a ganar. Se lo dije a mi comunidad que venía preparado y no iba a perder", comentó Bailarín, en el poco español que habla.
Para Jhon Domicó, la trepada al árbol resultó sencilla. Tardó siete segundos en subir y bajar porque en Medellín "no se ven árboles tan grandes".
Los otros competidores estuvieron muy por encima de su marca. Para él, de acuerdo con su experiencia, la verdadera prueba la tuvo durante las pruebas clasificatorias en el municipio de Frontino, donde subió en 17 segundos una palmera con un técnica que ya depuró: "Hay que tocar poco el árbol. No con el pecho y el estómago. Solo con los pies y las manos".
Estas competencias se dividieron en categorías masculina y femenina, con disciplinas deportivas como lucha y fútbol, en el que algunas jugadoras prefirieron jugar descalzas en la competencia entre pueblos indígenas de Medellín.
EFE