Las calles de la capital georgiana, Tiflis, tienen más vida desde la llegada a esta ciudad del malabarista colombiano Ángelo López que ofrece "espectáculos exprés" en las carreteras, mientras la señal del semáforo permanece en rojo.
"Soy un malabarista viajero. Tengo 35 años y desde hace 15 viajo por el mundo, entretengo a la gente en distintos países y así también los conozco", señala López en una conversación con EFE durante un breve descanso entre las actuaciones.
Angelo llegó a Tiflis hace un mes y sus pequeños espectáculos ya se han labrado buena fama entre los lugareños.
"Paso a menudo por esta intersección. Mis hijos me piden que pase justamente porque aquí, porque les gusta mucho Ángelo", reconoce Mamuka, un conductor georgiano que puso 2 lari (unos 70 céntimos) en el gorro del artista callejero colombiano.
Mamuka dice que antes pensaba en futbolistas como Carlos Valderrama o René Higuita cuando le venía a la mente Colombia, pero ahora ese país se asociará también con un malabarista risueño, agrega.
El propio malabarista admite que sus "honorarios" son modestos, pero no se queja ya que le permiten cubrir los gastos de alojamiento y comida.
Eso sí, Ángelo trata de ahorrar para reunir fondos de cara a sus siguientes viajes.
"La gente aquí es buena. La mayoría de los conductores me agradecen por amenizar su espera en el semáforo", cuenta.
Sus planes son quedarse en Georgia un mes más y luego marcharse a Turquía y países europeos en compañía de su novia.
"Mi vida es como una maza de malabares, que se lanza y trae nuevas impresiones", concluye antes de reanudar una de sus fugaces actuaciones que tanto gustan al público local.
EFE