La lucha de los pueblos de palafitos de Colombia por mantener viva su cultura

Ni el conflicto ni el olvido estatal han impedido que los pueblos de palafitos de la Ciénaga Grande de Santa Marta conserven su autenticidad, una característica que los hace únicos en el Caribe colombiano y que ha servido de inspiración para artistas como Carlos Vives.

Las casas de madera de todos los colores y los botes dibujan el paisaje de Buenavista, uno de los caseríos que está ubicado en la albufera y en donde el tiempo parece no pasar pues la internet llegó apenas hace unos meses, las conexiones de celular son débiles y muy pocas familias tienen televisor.

"Nuestra figura aquí no es anfibia, porque anfibia se relaciona a agua y tierra. Solo somos agua, somos acuáticos", cuenta a EFE Andrea Álvarez, profesora de la Institución Educativa Técnica Departamental San José, a la que asisten más de 150 niños.

Los habitantes de este pueblo flotante son entusiastas, sueñan con un mejor futuro y creen en que las cosas van a mejorar, a pesar de las adversidades que viven cuando la pesca no está buena o de que el tiempo allí pasa mucho más lento que en las grandes ciudades.

"Como se vive de la pesca (...) hoy hay, mañana no hay y así sucesivamente. Eso es lo que se hace acá: ir a pescar, vivir del día a día, el padre de familia manda a su niño al colegio", añade Álvarez.

La rica cultura de los pueblos de palafitos también cautivó a Carlos Vives, quien compuso sus últimos dos álbumes, Cumbiana y Cumbiana II, inspirado en las costumbres de una región que conoce desde que era niño, cuando acompañaba a su padre, el médico Luis Aurelio Vives, a llevar servicios médicos a las comunidades.

EFE

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