"Kachalka", legendario gimnasio al aire libre en Kiev que se mantiene vivo aún con guerra

“Kachalka”, un legendario gimnasio al aire libre en Kiev, está más vacío, pero se mantiene vivo incluso después de que la invasión rusa empuje a muchos de sus veteranos a ir al frente, con centenares de residentes y ucranianos desplazados internos que encuentran alivio entrenando en su equipamiento de fabricación propia.

Desde niñas y niños hasta sus abuelos, decenas de hombres y mujeres entrenan al aire libre en este gimnasio único, situado en una de las islas más grandes de Kiev.

Allí no hay espejos, paredes o una recepción. Centenares de máquinas están a su disposición, creadas y mantenidas a lo largo de los años por generaciones de entusiastas que vieron por primera vez el potencial de este lugar hace 50 años.

Aunque similares en su función a sus análogas más pulidas y fabricadas en serie que uno puede ver en cualquier gimnasio del mundo, éstas tienen un aspecto mucho más salvaje. Hechas de madera y hierro, tienen pesas unidas a los bancos con grandes cadenas que tintinean cada vez que se levanta una barra, a menudo curvada por el uso y la exposición durante años, o una mancuerna.

Al mismo tiempo, entre ellas crecen manzanos que ofrecen un rápido tentempié a quien lo necesite. Ver subir y bajar la barra frente al cielo azul y las nubes ofrece otra experiencia incomparable, mientras una playa de arena en el cercano Dniéper permite refrescarse después del ejercicio.

"Visitar este lugar es lo que la pesca o el senderismo son para otros, una especie de meditación, una forma de mantener en forma tanto mi espíritu como mi cuerpo", dice Andrí. Vestido de uniforme militar, pide expresamente que no le graben ni le hagan fotos.

El hombre, de 43 años, ha estado protegiendo infraestructuras de importancia crítica en Kiev desde que fue llamado a filas y tuvo que abandonar su ciudad natal en el sur de Ucrania hace más de un año.

Valora cada vez que puede visitar el gimnasio. Lo llama "uno de los mejores de Europa", y afirma que es uno de los descubrimientos más importantes que ha hecho en Kiev.

Cada vez que quiere venir aquí, Andrí tiene que pedir permiso a sus superiores. Mientras trabaja metódicamente con pesas, es consciente de que podrían llamarlo a la base en cualquier momento.

"Muchos de nuestros veteranos están ahora en el frente. Muchos de mis amigos, verdaderos fanáticos de este lugar, ya no viven o desaparecieron en combate", dice Petró Pavlovich, un hombre de voz suave, que ejerce de autoproclamado vigilante del lugar.

Vive aquí, cuidando de la maquinaria y el orden, desde hace casi 25 años, junto con su amigo Mikola. Mikola lucha ahora cerca de Bajmut.

"Lo que se ve aquí ahora es aproximadamente un tercio de los que solían venir antes de que Rusia atacara", cuenta. Petró señala que hay muchas caras nuevas.

"Muchos han llegado del este o del sur, desplazados por la guerra", explica. De hecho, varios coches aparcados tienen matrículas de otras regiones, mientras que una mezcla de diversos acentos de las lenguas ucraniana y rusa, que se oye en el gimnasio, también apunta a la variedad geográfica del público.

Son los visitantes sólo los que financian el mantenimiento de "Kachalka" mediante donaciones voluntarias. Durante el invierno pasado, cuando Kiev sufría cortes de electricidad de varios días, organizaron aquí un "punto de invencibilidad", con electricidad y bebidas calientes gracias a un generador, para ayudar a la gente a entrar en calor.

Vitali, diseñador gráfico, visita "Kachalka" ocasionalmente.

"Con mi trabajo sedentario y mi frecuente estrés, el ejercicio regular tiene un valor incalculable", dice.

Algunos de sus amigos están actualmente en el ejército y Vitali ha estado debatiendo internamente si presentarse voluntario para servir también.

Con su primera hija nacida hace sólo unos meses, tiene algunas razones para dudar. No obstante, dice que quiere estar preparado para las pesadas cargas de la vida de un soldado si finalmente decide tomar las armas o es llamado a filas.

EFE

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