Finca cafetera resiste en una montaña al asedio del urbanismo

Desde la montaña más alta de la aldea Potreritos, donde está enclavada la finca Nuevo Cielo, el colombiano Walter Patiño Patiño ha visto cómo la expansión de áreas urbanas amenaza la vida rural y asedia el pequeño paraíso en el que creció rodeado de los cafetales que hoy proveen su sustento e inspiran un proyecto de agroturismo.

"El urbanismo nos está apretando por toda parte", dice a EFE Walter mientras mira desde el balcón de su casa parte de Bello, municipio vecino de Medellín, en el que "149 familias, distribuidas en seis veredas, viven del café".

Cuenta que Potreritos está formada por cuatro apellidos: los Patiño, los Correa, los García y los Tobón, quienes son como una especie de "caciques de la vereda" y los que preservan esa zona rural porque "ya en la parte de abajo se volvió ciudad".

Vivir tan cerca a entornos urbanos y a asentamientos informales en esas pronunciadas laderas le hizo dar mayor importancia a la naturaleza y apropiarse del legado de su abuelo Carlos Enrique Patiño, quien murió a los 104 años y fue uno de los primeros cultivadores de café en la zona.

EFE

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