Familiares y amigos dieron este martes su último adiós a las víctimas de la matanza provocada por un expolicía, que causó más de una treintena de muertos, en su mayoría niños, en un tiroteo que comenzó en una guardería en el noreste de Tailandia.
Después de tres días de ceremonias en varios templos los ritos funerarios culminan hoy con las incineraciones de las víctimas tras una jornada de rezos por monjes budistas en la provincia de Nong Bua Lamphu.
Normalmente, las incineraciones se realizan individualmente, pero esta vez se realizan por grupos debido al gran número de víctimas.
Los familiares y allegados dejaron juguetes, incluidos bicicletas y peluches, para los espíritus de los niños, una tradición tailandesa en los funerales.
El pasado jueves al mediodía Panya Kamrab, de 34 años y expulsado de la Policía por posesión de drogas, acudió a la guardería de Uthai Sawan, cuando muchos de los niños dormían la siesta, y mató con una pistola y un cuchillo a una veintena de ellos.
Entre las víctimas mortales de la guardería, que acogía a niños desde los dos años, hay una maestra que estaba embarazada.
Tras la matanza en el centro infantil el autor siguió disparando, atropelló a varias personas y se dirigió a su casa, donde asesinó a su mujer e hijo antes de suicidarse.
Según los medios locales, sobrevivieron una niña de 3 años escondida bajo una manta en la guardería y otro niño que se ha recuperado a las heridas tras ser acuchillado en la cabeza por Panya en la calle.
Inicialmente, las autoridades indicaron que el autor podía estar bajo los efectos de las drogas, pero luego la autopsia reveló que no tenía restos en su organismo y, por tanto, no había consumido estupefacientes en las 72 horas precedentes.
La Policía no ha especificado bien la localización de las víctimas mortales, excepto que la mayoría de los niños fueron asesinados en la guardería, y también ha habido bailes de cifras con un saldo total de entre 37 y 38 muertos, incluido el atacante.
Un listado oficial de las autoridades de la provincia de Nong Bua Lamphu, donde se encuentra Uthai Sawan, incluye a 37 fallecidos, entre ellos 24 niños y el autor de la masacre.
22 niños habrían sido asesinados dentro de la guardería, mientras que otro murió cerca del centro infantil y el hijo del atacante en la vivienda de este, de acuerdo con el documento.
Los tiroteos en Tailandia son raros, pero en 2020 un soldado mató a 29 personas e hirió a otras 58 en una masacre que abarcó varios lugares, incluido un campamento militar y un gran centro comercial en la provincia nororiental de Nakhon Ratchasima.
La matanza perpetrada en Uthai Sawan es una de las más graves registradas en un centro escolar en el mundo, al margen de conflictos armados o ataques terrorista.
EFE