Los visitantes del Louvre tendrán la rara oportunidad de disfrutar de diez grandes obras de arte antiguo de Oriente Próximo del Met de Nueva York, sector cerrado por renovaciones. Pero no lo harán en una muestra tradicional, sino en una suerte de "juego de pistas" concebido por los dos museos.
La decena de obras - que han viajado a París en un préstamo también muy poco habitual, con una duración hasta septiembre de 2025 - proceden de lugares desde Asia central a Siria y están datadas entre el final del cuarto milenio antes de Cristo y el siglo V de nuestra era.
Se trata de piezas como la delicadamente grabada 'Cabeza de un gobernante con turbante' mesopotámica, en cobre corroído, o el 'Toro arrodillado sosteniendo una vasija de pico', de plata procedente de Irán, que se podrán encontrar repartidas entre las obras y objetos del ala de Antigüedades Orientales del Louvre.
En ese lugar, que acoge tesoros como el Código de Hammurabi (1750 a.C.)., el visitante deberá seguir las indicaciones en rojo -el color del logotipo del Museo Metropolitano de Arte- si quiere encontrar todos los elementos de esta particular exhibición temporal, bautizada 'Diálogos de Antigüedades Orientales. El Met en el Louvre'.
"Ha sido simplemente una alegría y un privilegio y también algo que nos ha abierto un poco los ojos y experimental. Hemos podido hacer cosas que normalmente no habríamos pensado", explicó a EFE con satisfacción Kim Benzel, directora del Departamento de Arte del Antiguo Oriente Próximo del Met, en la víspera de la apertura al público de la muestra.
Resignificar objetos de miles de años
Colocados entre los fondos del Louvre, las diez piezas del Met se resignifican y cuentan nuevas historias, incluso para la propia Benzel, que lleva trabajando en el museo del 1.000 de la Quinta Avenida de Nueva York desde 1990.
Y es que para ir "un poco más lejos en el juego de pistas", apuntó por su parte Ariane Thomas, su homóloga en el Louvre, las obras del Met están emparejadas con obras de la colección parisina con las que se pueden advertir claros vínculos.
Hay piezas "gemelas" que se reúnen de nuevo por primera vez "tras haber pasado seguramente una vida juntas en la Antigüedad", detalló Thomas, y otros casos en los que el diálogo ha servido para aclarar los usos de los objetos arqueológicos.
Pero hay otras obras de las que faltaban datos y que ahora se han podido ubicar mejor en el tiempo y en el espacio gracias a objetos del otro museo.
Es el caso de la 'Cabeza de un gobernante con turbante' del Met, emparejada ahora con un fragmento de turbante muy similar de los fondos del Louvre que nunca se había expuesto y que fue hallado en una excavación de Tello (la sumeria Ngirsu de la antigua Mesopotamia).
Un formato de préstamo más sostenible
Las renovaciones en el Met, apuntó Thomas, además de abrir la puerta a acoger piezas que no viajan nunca, han supuesto también una "oportunidad formidable" en otro sentido: el de investigar fórmulas de préstamo mucho más sostenibles por su dimensión pequeña y duración prolongada, en una época de crisis globales y de preocupación por el medioambiente.
Para el museo neoyorquino, además, esta puesta en escena más narrativa -incluso lúdica- que la tradicional visión cronológica y geográfica será un experimento que influirá en la reconcepción de las galerías actualmente cerradas, para hacerlas más accesibles e interesantes al visitante medio de cara a la reapertura en 2026.
"Es un proyecto que realmente les ha permitido experimentar para nosotros, pero también para ellos mismos. En otras palabras, hay muchas cosas que se repetirán, objetos que nunca se habían presentado de esta manera, por ejemplo, y que, como este experimento en el Louvre realmente ha funcionado, se incluirán en el proyecto permanente (del Met)", declaró Thomas.
"Cuando sacas los objetos de su ubicación normal, fuera de casa, por así decirlo, incluso yo que los conozco desde hace 30 años en mi carrera, se ven diferentes. Parecen diferentes", reflexionó, por su parte, la estadounidense Benzel.
EFE